Prologo

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La secundaria ha representado para muchos niños una señal de cambio, desde cosas tan simples como la dificultad de asignaturas que pueden resultar tediosas o agradables dependiendo de la persona como situaciones más abstractas como la cantidad de libertad y confianza depositada en aquella persona en crecimiento, viéndolo como un acto de apertura para lo que sería un proceso difícil para todos, la adolescencia.

Lincoln no era la excepción, quizás intentaba ver con ojos optimistas su ingreso a la secundaria desde sus últimos meses en primaria y el periodo de vacaciones previo, pensando que, si bien algunas cosas cambiarían, otras permanecerían, tal como lo era la amistad con quienes había compartido tanto tiempo, tristemente para él, ese no fue el caso.

Su primera semana en la secundaria fue, por decir poco, caótica, desde problemas en la frontera hasta encuentros con gente que le desagradaba, pero si este podía definir algún suceso como el peor, era que se encontraba separado de todos sus amigos de la primaria.

Y por esto, ahora el deprimido muchacho se encontraba sentado en la cafetería, observando su almuerzo mientras Clyde, Zach, Rusty y Stella conversaban sobre como abordarían una tarea para una de sus clases, algo que por lo que alcanzaba a escuchar tenía un enfoque completamente distinto al que Bolhofner le había impartido, algo que Liam pudo notar y, separándose ligeramente del debate, se posiciono más cerca del chico peliblanco.

- ¿Estás bien Lincoln?

- ¿Ah? Si, no pasa nada.

- Pues tienes la expresión de alguien al que le ordeñaron a su vaca favorita y le dejaron sin desayuno.

- Bueno, no soy un especial fan del menú de hoy.

Liam miro más detenidamente a Lincoln, quien extrañado por la inquisidora mirada fija con la que el chico granjero le miraba se alejaba lentamente de este, sintiendo como su espacio personal era invadido por el muchacho.

- E..Estás muy cerca.

- Ah, - Liam se alejo un poco, volviendo a su posición – Perdona por eso.

- Está bien.

- Aún así, esa no es la expresión de alguien disgustado por el almuerzo, algo te pasa.

- ¡Liam! ¡¿Tú qué opinas?! – El repentino chillido de un molesto Clyde rompió la pequeña discusión del trio, notando como sus dos amigos se encontraban algo separados conversando. - ¿Estabas escuchando?

- No pues, estaba hablando con Lincoln, no tiene buena cara.

Eso llamo la atención de los muchachos, quienes se fijaron más en el ahora incomodo peliblanco quien forzó una sonrisa mientras reía incómodamente.

- No es nada, solo que no me termina de gustar la comida de aquí.

- Tampoco es que te den mucha ración en todo caso, de hecho, juraría que una vez escuche a la cocinera gruñir cuando estabas tomando tu porción. – Dijo Stella.

- Hey, tienes razón, mendiga cocinera. – Respondió Liam.

- Bueno, ¿Ahora podemos terminar de ponernos de acuerdo? Necesito dejar libre el fin de semana de esta tarea.

Y con ese comentario por parte de Clyde, Liam volvió a acercarse al grupo, dejando una vez más solo a Lincoln quien miraba su almuerzo casi crudo con menos ánimos que antes.

- Sigh.

El resto de ese día paso más lento de lo que el mismo Lincoln pudo ver venir, las clases se sentían especialmente tediosas, por lo que cuando finalmente terminaron estaba dispuesto a hacer lo que fuese para dejar pasar el mal día que había estado teniendo, mientras guardaba sus cosas en su casillero pensó en ir al arcade esa tarde, quizás una tarde de diversión podría animarle por lo que le mando un mensaje a Clyde para ver si este le acompañaba, quien ni siquiera le contesto.

Mi mejor "amigo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora