Parte 8: Red Hood

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DAISY FALCONE

Llegamos a nuestra casa en la madrugada y yo me tiré en la sala mientras Diane me miraba con una sonrisa.

-Ya pregúntalo, ambas sabemos que quieres hacerlo- dije mirando el techo.

-¿Qué te dijo el chico misterioso?- preguntó mirándome con atención.

Le conté nuestra no muy compleja conversación y ella me miró con alegría.

-Tienes un nuevo pretendiente

-Cállate

A la mañana siguiente no teníamos que ir a la escuela, así que estuvimos durmiendo casi todo el día, nos levantamos cuando llegó el momento de abrir el bar.

El día iba con normalidad, hasta que el estruendo de un arma de fuego se hizo presente. Había un hombre con una chamarra de cuero, el logo de Batman y un casco rojo sosteniendo un arma mientras un cliente yacía en el suelo.

Diane escondía detrás de ella un arma.

-No eres Batman ¿quién eres?- pregunté con seriedad mirándolo.

Él me ignoró, se giró y miró a los borrachos que se encontraban sentados bebiendo.

-Lárguense, no vine por ustedes

Ellos los miraron mal y después nos miraron con preocupación; no eran buenos, pero les importábamos.

Todos salieron y él se sentó frente a nosotras.

-Ustedes creen hacer el bien haciéndose llamar ''D y D'' pero resguardan a todos esos criminales en su negocio... eso es hipócrita- dijo con su voz robotizada.

-¿Nos vas a matar, igual que a ese sujeto?- pregunté.

-¿Qué esperas?- preguntó Diane retándolo.

-No las quiero matar, quiero un trato- respondió él.

Ambas lo mirábamos, ella lo miraba enojada y yo confundida.

-Quiero el cincuenta porciento de sus ganancias diarias- dijo con descaro.

-Podemos ser flexibles con idiotas como tú, pero no si intentan doblarnos- dijo Diane con seguridad.

-Si aceptan, tendrán mi protección

-No la necesitamos antes ¿por qué la necesitaríamos ahora?- pregunté.

-No siempre serán respetadas por la escoria con la que conviven

-Oh, abuela, reza por mí en la iglesia, por favor- dije con sarcasmo y algo de diversión.

-¿No confían en mi predicción?

-No confío en ti, solo confié en un tipo para divertirme- dijo Diane

-Enserio son más estúpidas de lo que parecen- dijo apuntándole a Diane con su arma.

Diane iba a decir algo, pero dejarla solucionar las cosas suele ser una mala idea, sobre todo cuando improvisa.

-Lo vamos a pensar- dije indicándole a mi amiga que se callara.

-Volveré en tres días- dijo como advertencia y salió del lugar.

Debíamos pensar en algo antes de que terminara arruinando el negocio o matándonos pero ¿qué opciones quedaban?

Mientras pensábamos prendí la televisión y miré un noticiero, en él se veían fotos algo borrosas del tipo que acabábamos de ver, al parecer se hacía llamar Red Hood.

A la mañana siguiente salí a caminar a una plaza mientras Diane dormía, ella pronto cumpliría años y necesitaba comprarle un regalo. Pero no sabía por dónde empezar, ella jamás me pedía algo. Estaba concentrada cuando escucho a alguien detrás de mí.

-Tal vez el destino quiere que nos encontremos

Me giré y era el chico misterioso.

-O tal vez me has estado siguiendo- dije con una sonrisa.

Él me sonrió y le devolví el gesto.

-No me has dicho tu nombre- dije mirándolo con curiosidad.

-Será más divertido si intentas adivinar

-Tú tampoco sabes mi nombre

-Claro que sí, es Daisy

-Enserio te gusta acosarme- dije con diversión.

-Lamento decepcionarte pero no necesito acosarte para saber eso- dijo comenzando a caminar, pero sin dejar de mirarme con una sonrisa.

Él se estaba alejando, así que caminé y lo seguí.

-¿Entonces no me dirás tu nombre?- pregunté caminando junto a él.

-Adivina

-¿Tienes una idea de cuántos nombres existen?- pregunté indignada.

-Te daré una pista: lleva la letra ''A''- dijo con una sonrisa burlona.

-¿Es una broma? ¡Una cantidad exagerada de nombres llevan esa letra!

-Es todo lo que diré

-¿Qué gano si adivino?

Se detuvo un momento y me miró con una sonrisa algo coqueta.

-Lo que quieras

-Que dejes de ponerme a adivinar cosas, es frustrante

Él soltó una risa discreta y después asintió.

-Apuesto a que no notaste que ahora eres tú la que está siguiéndome, me siento acosado- dijo con diversión.

-''Ahora eres tú'' ¿entonces admites que me habías estado siguiendo?- pregunté con una ceja alzada.

-No, pero eres libre de creer lo que quieras, florecita

El joven misterioso se fue y yo me quedé parada pensando. Estaban siendo días muy raros: Red Hood, el joven misterioso...¿qué faltaba?

Seguí buscando el regalo de Diane.

DIANE WILSON

Estaba aburrida y Daisy no estaba en casa, seguramente estaba buscando mi regalo de cumpleaños, nunca le pido cosas pero insiste en regalarme algo en Navidad y mi cumpleaños. Decidí abrir el bar más temprano.

Abrí y llegaron algunos clientes, pero menos que los días anteriores. En eso, llegó el joven misterioso y se sentó en una silla junto a la barra, pidió lo mismo que el día anterior.

-No te ves muy tranquila- dijo mientras me miraba.

-El idiota de Red Hood ahuyentó a nuestros clientes ayer, no creo que vuelvan después de eso- dije con algo de tristeza.

-Es una lástima- dijo bebiendo.

-Lo es... ¿tú qué opinas de él?- pregunté centrando mi atención en aquel joven.

El chico pareció casi ahogarse mientras bebía nuevamente, y pensó antes de contestar.

Holaaaaaaaaaaaa.

Espero que disfruten de mi historia, si les gusta háganmelo saber con un voto o comentario. Igual si tienen alguna sugerencia o comentario, estaré feliz de leerlo :) 


Daisy (Jason Todd)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora