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Lauren, la novia de mi papá, se iba a mudar con sus hijos a nuestra casa. No me molestaba, porque ella era muy amable, el problema eran sus hijos. Me disgustaba pensar que habría hombres en la casa, que usarían el mismo espacio que yo y que el desorden sería inevitable.

Se llamaban Ryan y Aidan y, para rematar, eran gemelos.

Iba de camino a mi casa, nerviosa.

-Hola, Lauren -saludé a la rubia, que estaba con una sonrisa-. ¿Ya están las cosas adentro?

-Sí, pero no están arregladas. Por ahora, los chicos están llevando lo suyo hacia el pasillo de arriba.

-Ojalá que pueda diferenciar a tus gemelos, Lauren.

-No te será difícil, ___.

Cuando entré a la sala no había nadie, pues mi papá trabajaba, así que solo estaban Lauren, porque era ama de casa, y sus hijos. Me tiré al sofá y exhale. Escuché pasos y vi al frente: uno de los gemelos bajó. Era alto, con el pelo desordenado, tenía una pulsera en la muñeca y me encantaban sus ojos claros.

-Hola -lo saludé por inercia, ya que llevaba unos segundos sin decir nada-. ¿Cuál eres?

-¿Cuál crees? -dijo con voz clara.

-Ryan.

-Soy Aidan -me sonrió.

Y Lauren me había dicho que no se me dificultaría. Bueno, ella ya me había comentado sobre ellos: que Ryan era más juguetón y enojon que Aidan, pero el tono de voz... No sé, me sonó más a Ryan.

-Tenías facha de Ryan.

-Somos algo distintos. Mejor dicho, parece que no nos hicieron con el mismo molde. Y, bien, ¿cómo te fue en la escuela?

-Bien. Tu mamá me dijo que estaban subiendo sus cosas, si quieres te puedo ayudar a terminar -ofrecí, contenta.

Aidan levantó los hombros.

-No, yo ya terminé. Odio el desorden y no soporté dejar más tiempo las cajas por ahí tiradas.

Ay, no, Aidan era el hijo maníaco de Lauren. Me lo imaginé como un loco regañandome por el más mínimo desorden... Pero por otra parte, sería un loco por la limpieza, o sea, me libraría de eso.

Ahora que lo pienso a fondo, yo también tenía una obsesión y era sobrepensarlo todo.

-¿Y será que Ryan ya terminó también? -pregunté, curiosa.

-A como lo conozco, no. Debe estar con el celular o acostado -comenzaba a notar la diferencia entre esos dos-. ¿Vamos a ver?

Asentí y comenzamos caminar escaleras arriba.

Ya sabía que el cuarto de Ryan quedaba enfrente del mío y el de Aidan, al lado del cuarto de Ryan. Era un tipo de triángulo. Bueno, el cuarto de mi papá, y ahora de Lauren, quedaba en la planta baja, cerca de la cocina.

Abrimos la puerta y vi a Ryan limpiando una de las tres guitarras que tenía.

-Joder -nos miró-. Hola, hermanita. Aidan, se me rayó la guitarra. Parece que los de acarreo piensan que llevan porquería.

-¿Por qué?

-Porque las cosas vienen todas zarandeadas.

-Eso no. ¿Por qué me llamas hermanita?

Ryan dejó la guitarra sobre la cama.

Bueno, a estos dos chicos si se les notaba algo diferente. Ryan tenía el cabello un poco más largo que Aidan. También tenía un estilo algo oscuro.

Los gemelos GallagherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora