Los gemelos Gallagher

~• 04 •~

Íbamos de regreso a casa. Aidan nos contaba lo grandioso e increíble que había sido su primer día. Me moría de la rabia.

Ryan me miraba y parecía querer reírse, se deleitaba viéndome enojada. Yo sólo lo miraba, queriendo matarlo a él también.

—Lo siento, se me ha olvidado preguntar como les fue —dijo Aidan muy amablemente.

—Bien.

—Genial. Hoy me junté con unos del equipo de baloncesto. Ah, y también hablé con ___.

¡Qué suerte la mía! Todo el mundo había arrasado, menos yo.

Hubo un pequeño momento en el que el silencio abundó, pero seguía sintiéndome muy incómoda.

— ¿___? —preguntó, tímido, Aidan.

—¿Qué?

—¿Está todo bien? Luces malhumorada.

Ryan se carcajeó.

—¿Pero qué no te das cuenta, hermano? Está celosa.

Aidan dio un respingo y hasta creo que lo vi sonrojarse. Yo también me puse roja, pero del enojo que me dio.

—Ehh...

—No estoy celosa de nadie, se los puedo asegurar. Sólo me siento algo frustrada porque mi mejor amiga pasó todo el día con Aidan. Me abandonó.

—Yo suponía que las chicas se alegran cuando sus amigas están con un muchacho.

—Sí, pero este no es el caso, porque ella lo hizo sin decirme. Se olvido de mí, como si yo fuera reemplazable —y crucé los brazos como una niña pequeña. De inmediato los puse en mis costados, pensando que había hecho el ridículo.

Ryan no dejó de sonreír en ningún momento. Maldito burlesco.

—¿Entonces dices que sientes que ocupan tu lugar?

—Sí, Ryan, eso dije.

—¿Y por qué no lo dijiste así, directamente? Con tu discurso varias personas nos miraron raro.

Me reí y Ryan me acompañó en ello.

—Si en serio te molesta, debería decirle que ya no llegué a tu casa.

—¡¿Qué?!

—Ay, Ryan, casi me dejas sorda.

—Qué rápido vas. Y yo que pensaba que era el más galán.

Después de eso, llegamos a casa y todos nos perdimos en nuestras habitaciones. No tenía ganas de almorzar, así que no vi a nadie hasta dentro de algunas horas.

Decidí hacer mis tareas temprano, cosa que hasta a mí me impresionó. Escuchaba música desde mi celular, hasta que me llegó una notificación. Era de Astrid.

Yo seguía algo molesta, pero pensé que se iba a disculpar o algo así. Así que respondí algo simple...

Empezaba a creer que parecía una amiga celosa. Qué miedo.

No sabía que me estaba pasando. O sea, sí, ella no me habló en casi todo el día pero tampoco era motivo para odiarla. E igualmente sentía lo mismo con Aidan. Tal vez me sentía traicionada, ¿pero por quién?

—¿Hay una cena hoy?

—Ay, mierda. Me asustaste —susurré al ver a Ryan de pie junto al marco de la puerta—. ¿Por qué lo dices?

—Porque Aidan me está obligando a usar un traje.

—¡Mentira, nada más te dije que te pusieras ropa presentable! —chilló una voz en el pasillo. Ryan giró los ojos.

—Pues no, no sabía.

—Miren, no es algo tan especial, pero agradecería si se comportaran.

—Me comporto, pero no me meto en un saco. Ya te lo dije, Aidan —repitió Ryan.

—¡Qué no es obligatorio!

Y entre grito y grito, terminaron saliendo de mi habitación.

[...]

—¿Y por qué todos tan guapos? —nos miró mi papá.

Los gemelos se habían vestido muy formal, aunque a Ryan no le gustó nada. Y yo llevaba un vestido del mismo color que el de Lauren.

—Es que Aidan invito a cenar a su novia —dijo Lauren. Y Aidan se sonrojó.

—Entonces me voy a cambiar.

Mientras, ayudé a Lauren con la comida.

—Me siento contenta, linda.

—¿Por qué?

—Porque me van a presentar a alguien. Mis hijos siempre me han tenido mucha confianza, pero en el contexto amoroso son muy reservados.

—Sí, así somos la mayoría de los hijos.

—No, ___, esto es diferente. Ryan ha tenido muchas chicas, porque nunca han sido sus novias. Él es así. Pero Aidan, él es más serio, más comprometido.

Sentí el orgullo en su voz.

Terminamos de servir la lasaña y volvimos con los demás.