Después de tremendo vergazo que me pegué en la fiesta, lo mínimo era que me doliera el cuerpo. Pero eso es poco, la cabeza me retumbaba, ¿y cómo no, si bebí como treinta litros de licor?
—Tenme piedad, Señor —rogué en un rápido susurro.
—Qué bien que despiertas, ___.
Chillé del susto, cosa de la que después me arrepentí porque me dolió mucho la cabeza. De hecho, asusté a Aidan, quién estaba al lado de su madre.
—Perdón por el grito, es que no los vi.
—Descuida. ¿Te sientes bien?
No, en lo absoluto. Pero lo que más me enfermaba era no saber qué había pasado después de resbalarme, quería respuestas.
—Más o menos. Siento martillazos en la cabeza.
—Y también tienes fiebre —dijo el gemelo mientras me tocaba con delicadeza el cuello.
—Iré por una toalla y pastillas.
Lauren salió con una sonrisa en su rostro. Aidan y yo solo nos mirábamos en silencio.
—Te agradeceré toda la vida si me haces un pequeño resumen de lo que me pasó.
Él suspiró.
—Ryan te trajo. Al principio se negó a decirnos que pasó, pero como se le notaba mucho que estaba alcoholizado no nos tomo mucho tiempo sacarle todo. Dijo que una amiga tuya lo llamó diciéndole que te emborrachaste y que te habías puesto necia. Eso fue lo que les dijo a nuestros padres, yo no le creo. No hay que ser tonto para darse cuenta que eso es una falsedad.
Podía ser cierto, pero no me convencía. ¿Por qué Ryan? La persona más indicada era mi papá, no mi hermanastro.
—La verdad no recuerdo nada y no quiero hacerlo tampoco, así que me quedaré con la duda. Pero gracias.
—Lo único que te puedo afirmar es que a tu padre no le caes muy bien en estos momentos. Está enojado.
—Me imagino.
Luego, tomé una pastilla. Me recosté un rato con una toalla remojada en agua helada sobre la frente. Dormí un poco y mas tarde decidí bajar.
—Buenos días, familia —bostecé desde las escaleras. Seguía en pijama.
Agradecí que fuera domingo, no hubiera resistido ir a clases así.
Lauren me respondió desde la cocina y Aidan me saludó con un tenedor. Estaba comiendo frutas.
—¿Y Ryan?
—Duerme como un bebé todavía. Hablando de él, ¿podrías ir a despertarlo?
Levanté el dedo pulgar, afirmando.
Toqué su puerta, pero no respondía. Seguro se encontraba en el quinto sueño. Lo llamé, pero respondió el silencio.
—Ryan, ¿estás despierto? ¿O por lo menos no estás desnudo? —parecía estar hablando con las paredes, entonces entré. Cerré los ojos temiendo lo peor, pero después los abrí.
Dormía. Y muy profundamente. Pero estaba vestido, por suerte.
—Hey, levántate —masculle jalandolo de la chaqueta.
Cuando estuvo consciente, refunfuño. Supuse que haría eso.
—Qué mala manera de decir buenos días, hermanita. En mi vida vuelvas a hacerlo.
Salíamos del cuarto, cuando me di cuenta que teníamos a Aidan de frente.
—Mmm, se tardaron mucho. Mamá dice que vayan a comer —comentó en un tono incómodo y veloz.
[...]
No puedo decidir entre preocupación o miedo para poder explicar lo que me producía que Ryan no me hubiera preguntado nada sobre lo de Hannah. Era extraño.
—Oye... Ryan.
—¿Qué?
—Cuéntame que pasó en la fiesta. Realmente no me acuerdo de haberte visto ahí.
Me miró. Sus hermosos ojos verdes tenían una expresión seria.
—Bueno, sí, rompí la regla de molestar a tus amiguitas... Pero ella estuvo de acuerdo. ¡Lo juro!
Les digo algo, no me sorprendió. Entonces, él era el alto que vestía de cuero. ¿Cómo no se me ocurrió?
—Ya comprendí todo.
—¿Estás molesta?
—Para nada.
Quise decirle un montón de cosas. Quería escupirle en la cara que era un putón que le caía a cualquiera, que era un degenerado e insensible con Hannah y que si iba a poner excusas que buscará unas creíbles. Pero esa sensación desagradable de incomodidad que tuve cuando lo vi besándose con la mesera, la sentí de nuevo.
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Los gemelos Gallagher
Fanfic___ es hermanastra de los Gallagher, unos chicos demasiado guapos como para no aceptarlo. A pesar de lo que los une, ella siente cosas por los dos chicos. ¿Y como no? Aidan es inteligente, lindo, actor, ama la naturaleza... Pero por otra parte está...