~• 08 •~

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—Pero ¿cómo se te ocurre contestarle? Imagínate que está preocupada porque su novio no le responde, suponiendo que ya se metió con otra y contesta una mujer. Pudo pensar lo peor.

Miré a Arabella mientras rebuscaba en su closet entre tantos vestidos bonitos. Hoy era la fiesta.

—No es su novia.

—Pero Aidan dijo que sí era, ¿no? —preguntó Astrid quién estaba con nosotras y también iría a la rumba.

—El dijo que sí tienen algo, pero no es formal. No se le podría llamar noviazgo.

—Serio o no, pero te metiste en algo. Y te garantizo que le va a decir a Ryan. Ahí pueden pasar dos cosas: se enoja sólo con Ryan o con ambos. Una de dos —nos comentó al mismo tiempo que nos enseñaba dos vestidos—. ¿Qué dicen?

—El de la izquierda está hermoso, pero muestra poco. El de la derecha está un poco más simple, pero vas a aparentar más de lo que ya tienes —Astrid me miró esperando una respuesta.

—No lo sé. Saben que odio los vestidos.

—Ay ya está —le arrebató el vestido de la mano—. Este de aquí se va a llevar. Peores hay.

Les había contado todo a las chicas. Astrid estaba en otro mundo pensando que iba a usar, pero Arabella me dijo que había arruinado una relación. Hannah no dudaba que le estuviera poniendo los cachos. Yo lo único que vi fue falta de confianza e inestabilidad.

—¡A ponernos regias! —chillé. Rogué para levantar ligue, la soltería me estaba abrumando.

[...]

Al final unos amigos de Ari que también iban a la fiesta nos recogieron. El transcurso fue desagradable; los tipos decían cosas vulgares y ofensivas, pero lo más infernal de todo era la música. Habían puesto un género escandaloso que me empezaba a fundir los tímpanos.

—Qué amiguitos.

—Son amigos de un amigo. Los detesto, pero era la única opción de transporte —se rio enseñando sus dientes perfectos.

Mis amigas iban muy hermosas. A ellas les lucía más todo, porque eran de cuerpo curvilíneo. Tiene más curvas una planicie que yo.

—Está casa es gigante. Espero que la barra de alcohol también.

—Quiero podrirme en cerveza hoy.

Era mi hogar soñado. De dos plantas, con un balcón que se puede ver desde la entrada, piscina y todo lo que un ricachón puede pagar.

—Este lugar es tan fino que obligatoriamente debe haber vino —comenté, boquiabierta—. Seguramente tienen una bodega que cuesta más que nosotras tres juntas.

Después de eso, nos dispersamos. La música estaba fuerte, era un momento lleno de adrenalina. Me dejé influenciar por el ritmo.

(I get those goosebumps every time, yeah, you come around, yeah

You ease my mind, you make everything feel fine

Worried 'bout those comments, I'm way to numb, yeah

It's way too dumb, yeah) 🎶

Quería emborracharme. Quería beber por primera vez. Quería cagarla. Jamás había hecho nada tan atrevido. Tenía sed de vivir.

Por un momento me volví loca, se me pelaron los cables. Agarré una botella de vodka y bebí... Bebí mucho. No me pregunten como se sintió, porque ni siquiera recuerdo.

Solo sé que no sabía dónde estaba y que me costaba mantenerme consciente. Decía cosas sin sentido. Lo único que logré divisar fueron dos figuras.

Eran dos chicos besándose. Tuve que forzar la vista para poder enfocarlos. De hecho, pude distinguir a Arabella. Claro, su cabello rojo la delataba. El muchacho estaba de espaldas y yo sólo miraba su chaqueta de cuero. Era muy alto.

De pronto, mi amiga me notó y me señaló. El chico volteó. Pero no supe quién era; en seguida me caí y desmayé.

Los gemelos GallagherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora