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Han pasado dos días desde el festival, no e sabido nada de Peter o M.J. y está bien, seguro están arreglando sus problemas de pareja.

Estaba nerviosa, hoy iría a ver a Peter, le diré la verdad, pero primero Eirene estaba inyectando medicamento justo en mis venas con ayuda de Jaden, la pastillas ya no tenían algún efecto en mí y ahora tienen que suministrarme de medicamentos inyectados con una gran cantidad.

Puedo ver que mi hermana no a dormido, se ve demasiado cansada, su piel se ve seca, su cabello está reseco al igual que sus labios, sus ojos están cansados y con ojeras por no dormir.
Así no es como debe de lucir una chica de 19 años.

-Estaras bien, por suerte el medicamento inyectado tiene mejores efectos y dura más.- Me dijo al notar que la veía. -Podras ir y regresar de con Peter y no sentirte mal. Solo que ya sabes que tengo que inyectarte cada doce horas.

-Estare bien, un poco de líquido extra en mis venas no hará más daño.- Le sonreí.

-Por fin le dirás, ¿No?- Se sentó a un lado de mi, mientras Jaden sacaba las cosas de enfermería de mi habitación.

-Le eh mentido por poco más de dos años, no tengo idea de cómo lo valla a tomar, pero quiero que lo sepa por mi y no cuando sea mi funeral...

-Hey- Me regaño. -No morirás, no por esta enfermedad, lo prometo.- Me tomo la mano.

Y fue ahí cuando entendí por fin que Eirene pauso su vida, dejo de ser ella por ser algo que yo necesitaba, para salvar mi vida y no me queda duda que ella daría su vida por mi.

La abracé, tan fuerte como pude, intentando hacerla entender que yo también daría mi vida por ella.

-Tienes que irte o se te hará más tarde.- Me dijo entre el abrazo.

-Tienes razón.- Me separé de ella. -Ahora vuelvo.

Me levanté de la cama y salí, directo a casa de Peter. Jorge me esperaba para llevarme, y así lo hizo, me llevo a con Peter, al estar fuera del edificio recordé que tenía muchos escalones por subir.

-¿Necesita ayuda señorita?- Me pregunto Jorge al ver que me quede ahí parada.

-Estoy bien, gracias Jorge.

-¿No quiere ayuda con los escalones?- Me pregunto, por que por supuesto que Jorge sabía de mi enfermedad, una de las recaídas que sufrí al principio tristemente me ocurrió en el auto, Jorge se espanto muchísimo, no sabía qué hacer y me llevo al hospital, y llamo a Eirene, los doctores no sabían muy bien que me pasaba pero me mantuvieron con vida hasta que llegó Eirene y ella se encargó, después ella le explicó toda mi enfermedad para tranquilizarlo, pobre de él, pero estoy tan agradecida de que no me dejara morir.

-Estare bien, ahora vuelvo.- Le asegure con una sonrisa y entre al edificio. Comencé a subir escalones, son muchos.

Después de un buen rato casi llegaba al piso de Peter, en verdad que subí los escalones como abuelita, creo que incluso tía May los podría subir más rápido que yo. Mary Jane salió de la casa de Peter, se veía triste.

-Raisel, hola.- Me saludo en cuanto ella bajo unos escalones hasta llegar a mi.

-¿Cómo estás?- Le pregunté sincera. -Él día del festival no quise ser imprudente...

-Aun nose por que lo hizo, él no dijo nada.- Me explicó. -Tu eres su mejor amiga, si te dice la verdad podrías decirme, o no, es tu mejor amigo.

-Y tú eres mi amiga, te mereces la verdad, si me dice algo ten por seguro que te lo diré.- Le di un abrazo.

-Gracias, y su vas con él, no está en su mejor momento...- Nos separamos. -Tengo que irme, espero verte luego.

-Claro.- Le sonreí y está se fue.

Seguí con mi camino hasta que toque la puerta.

-Mary Jane te dije que estaré bien.- Dijo Peter del otro lado de la puerta.

-No soy Mary Jane, soy Raisel.- Dije, este no tardó y abrió la puerta.

-Raisel, ¿Qué haces aquí?- Me pregunto en cuanto abrió la puerta y yo entre. -¿Te mando tía May? Por lo del tipo, ¿No?

-No... Vine por que tengo que decirte algo importante de mi.- Me senté en su cama y este hizo lo mismo.

-¿Qué pasa?- Pregunto preocupado.

-No quiero que te preocupes.- Mi corazón comenzaba a acelerarse.

-Me estás preocupando.- Me tomo la mano.

Respire ondo.

-Antes de que muriera papá o que se convirtiera en el Duende Verde... nos confesó a mis hermanos y a mi que en la familia hay una enfermedad, es hereditaria y también mortal. El abuelo la tenía, pero papá no, y por ende uno de nosotros si.- Baje la cabeza, mirando a mis zapatos. -Fue como jugar a la ruleta rusa...- Mire a Peter estaba serio, sin ninguna expresión, creo que unió los puntos, solo falta que yo lo diga para que lo acabé de entender. -Me detectaron la enfermedad... No quería decirte pero... Tengo los días contados, Peter.

Peter estaba inmóvil, era como si viera su vida pasar por sus ojos, no dijo nada, solo se quedó ahí por un rato, torturandome por no hacer o decir nada.

Al final del tiempo, solo por fin me miró, sus ojos estaban cristalinos y me abrazo, me abrazo como nunca, sentí su miedo y dejé de actuar como si yo no lo tuviera.

Mi mano comenzó a temblar mientras lo abrazaba. Un síntoma secundario de la enfermedad.

-No.- Dijo aún teniéndome entre sus brazos. -Tienes 19 años, estás perfecta.

-No, me entre hace casi tres años. Y ahora ya no respondo al tratamiento.- Me separé de su abrazo, mirando algunas lágrimas en sus ojos y mejillas.

-¿Por qué no me lo dijiste?- Preguntó herido.

-Eirene me dijo que no me diera por vencida, que encontraría una cura, y yo no quería que sintieran pena por mi...

-¿Incluyéndome?- Reprochó con los ojos rojos.

-Tú especialmente.- Solté unas pequeñas lágrimas. -Estabas pasando por la muerte de tío Ben, por tu transición a ser Spiderman y por el estrés que te causaba el Duende Verde que no pude ponerte más peso sobre tus hombros.

No dijo nada, solo me miró y me abrazo muy fuerte.

Raisel Osborn // SpidermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora