21. Souvenir [Parte 2]

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       El pequeño foco de luz alumbrando la oficina no era suficiente para iluminar la vida de Seunghyun y probablemente nada lo haría en ese momento, porque cuando alguien cierra la última puerta una parte de ti cree que al abrirla volverás a encontrar la luz que necesitas para darte calor en medio de las emociones tan frías como un glacial que se acumulan en el pecho de alguien desorientado, pero cuando tienes que aceptar que detrás de esa puerta no hay nada más, es cuando realmente no sabes de dónde debes sostenerte para no caer. 


        Seunghyun había actuado frío, sin emociones, siendo la persona más arisca del planeta y pretendiendo ser lo suficientemente fuerte como para aceptar la realidad porque sabía que solo bastaría con mirar de nuevo el rostro de Jiyong para no dejarlo ir. Porque Choi Seunghyun por primera vez en mucho tiempo se había enamorado y ese amor se había convertido en un dolor tan fuerte como una roca evitando el paso del flujo de un riachuelo, justo como en ese momento le estaba impidiendo derramar una lágrima. 


        Pero una parte de su corazón suplicó porque Jiyong no se marchara cuando se lo pidió, una parte de él solo deseaba encontrarlo de nuevo y mirarlo a los ojos, su cuerpo estaba desgarrándolo por dentro para que se aferrara a él y le pidiera una oportunidad. Porque aunque Seunghyun sabía que debió suponer que alguien tan increíblemente surtido en cualidades y defectos como Jiyong debía tener a alguien como dueño de su corazón, desde el primer momento en que tocó sus labios quiso creer que el propietario era él, por primera vez en la vida solo rogaba tener algo como suyo por completo y esperaba que fuese ese hombre con actitudes infantiles que se reía de sus chistes. 


       Los labios temblorosos, las manos heladas y los ojos al borde de dejar caer una lluvia salada fueron suficientes para impulsarlo a caminar hacia el pasillo de la casa, llevándose consigo un pequeño rayo de esperanzas que desbordó sobre su propio puño al plantarse frente a la habitación de huéspedes que ocupaba Jiyong y ahí dejó un par de golpes sobre la puerta, conteniéndose esa necesidad desproporcionada por entrar.  


—Jiyong... —Murmuró frente a la puerta parpadeando para evitar dejarse caer, su método de defensa seguía activado o eso creía. —Jiyong sé que estás ahí. —Murmuró una vez más importándole poco la velocidad con la que sus pestañas se volvieron húmedas y recostó la cabeza contra la puerta, recargando la frente contra la puerta. —Ji..yong...


        Por primera vez en la noche se le quebró la voz en ese pequeño bisbiseo mencionando el nombre de quien le había herido, pero fue justo ese el principio del desgarre emocional que estaba conteniendo y que no pudo seguir callando cuando sintió la tibieza de las lágrimas colándose por los extremos de sus ojos y bañándole el rostro a una velocidad que no sabía cómo detener, porque así como no supo parar su enamoramiento apresurado por Kwon jiyong, tampoco podía hacerlo con la lesión en la historia que intentó iniciar y que al parecer era el único que se había entregado a ésta. 


—Jiyong... Podrías... —Los sollozos lo interrumpieron haciéndolo golpear de nuevo la puerta con el puño cerrado, esperando que Jiyong apareciera frente a él y lo abrazara tan fuerte que le hiciera olvidar todo lo demás. —Po... Podrías abrir... —Insistió. —¿Podrías decirme que todo lo que me dijiste es mentira? 


       El propio Seunghyun se sorprendió por el tono de súplica en su voz, porque aunque se había asegurado toda la vida de no volver a actuar de esa manera por amor, ahí estaba rogando por tener a Jiyong de regreso, pidiéndole una oportunidad para su historia, apelando al amor que sentía por él y que quería creer que Jiyong le correspondía. Sin embargo, ni las lágrimas, ni las suplicas, ni el suplicio en su corazón fueron suficientes como para que recibiera una respuesta y eso finalmente terminó por quebrarlo obligándolo a tocar la puerta una vez más. 

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