15. Desasosiego.

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     Jiyong definitivamente extrañaría lo que estaba viviendo, porque tener la compañía de un adulto que no le juzgaba y por el contrario solo se encargaba de sonreírle o sacarle sonrisas incluso cuando no era necesario, y un pequeño muchacho que era como su mejor amigo para su "yo joven", eran esa clase de cosas que consideraba un privilegio. En casa no estaban ellos, en casa no tendría ese nivel de comprensión y tampoco tendría las manos de Seunghyun haciéndole un masaje en la espalda baja mientras él preparaba el café, intentando ignorar el rostro del alto colándose por su nuca.


—Debiste esperarme para tomar la ducha juntos. —Se quejó Seunghyun moviendo sus pulgares sobre la pelvis de Jiyong haciéndolo erizar.  —Te hubiese hecho un mejor masaje ahí o en mi cama.

—Si me quedaba contigo y no volvía a la habitación, Asahi podría sospechar.

—Yo soy el padre, soy el que tiene que sospechar de mi hijo y sus amigos.

—Y yo soy amigo de tu hijo. —Le recordó soltando una suave risa al sentir las grandes manos del otro colarse por dentro de su camiseta. 

—Eres un adulto encantador que quiere vivir etapas adolescentes con un chico de diecisiete años... —Seunghyun se aferró al cuerpo del otro aprisionándolo contra su pecho y apoyó la barbilla sobre el hombro del chico. —Y con su padre también.

—¡Oye, abogado Choi! Abriré un caso si haces que me queme con agua caliente. —Bromeó mientras servía el agua en la cafetera, moviendo apenas sus brazos lo poco que le permitía pues Seunghyun seguía abrazado a él. 

—Prefiero quemarme yo contigo, bonito. —Movió sus manos e hizo girar a Jiyong acorralándolo contra el mármol de la cocina. Seunghyun se inclinó y posó sus labios sobre los de su amante atrapando el inferior en un movimiento desesperado por saborear su boca, a la par de que sus manos se movían al trasero del otro. 

—Aahmm... No lo hagas o no podré... —Jiyong rodeó el cuello del otro con sus brazos colocándose de puntas para seguir besándolo, asaltando la boca ajena en un beso excesivamente húmedo y vigoroso, ahogándose con los labios del mayor hasta que éste se separó en busca de aire.

—Me volveré adicto a ti. —Susurró rozando sus labios sobre los de Jiyong, se aferraba con tanta fuerza al delgado cuerpo del otro como si temiera que se le escapara, porque eso era lo que menos quería.

—Ya lo eres, no dejas de tocarme.

—Y a tu cuerpo le gusta que lo haga. —Replicó con una sonrisa ladina antes de volver a acercarse y besar la punta de la nariz del otro. —Podría durar horas tocándote o besándote o mirándote.

—¿Mirándome?

—Eres lindo cuando le hablas a la tortuga, también cuando bailas alrededor de las plantas del jardín. 

—¿Puedes dejar de decir esas cosas? por favor... 

—Eres la primera persona que conozco que no le gustan los halagos, bonito.

—No es eso... Es solo que... —Por supuesto, Jiyong no le diría a Seunghyun que se sentía cada segundo peor por no ser sincero con él. 

—¿Te molesta? —Preguntó evidentemente preocupado haciendo una ligera mueca. —Lo que menos quiero es incomodarte, simplemente ahora que he dicho lo que pasa contigo siento que no puedo detenerme. 

—No es eso... 

—Me controlaré.

—Es que aún no sé cómo lidiar contigo, esto es ya sabes... —Jiyong hablaba de verdad, porque cada vez que Seunghyun lo miraba o le decía esas cosas el corazón le dolía cada vez un poquito más.

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