22. Dilema.

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         Parecía extraño estar ahora ocupando la casa de Dami como si fuese un hotel, sobretodo si Jiyong tomaba en cuenta que su último encuentro con su hermana no le había dejado precisamente en buenos términos con ella, aunque si lo pensaba bien de todos modos no tenía exactamente un lugar al cual por lo que terminó en casa de su hermana acurrucado en el sofá, preguntándose si debía contarle lo crítica que estaba siendo su vida o simplemente aparentar para sí mismo que todo lo que había vivido con los Choi fue una fantasía.


—¿Quieres contarme... qué pasó? —Preguntó ella mirándolo fijamente del otro lado del sofá después de servir un par de tazas de té. Ella tenía aun su pijama puesta y el equipaje de Jiyong estaba en una esquina de la sala, mientras que él ocupaba el sofá, recostado en toda extensión. —¿Cómo terminaste aquí?

—No es nada, solo fue una confusión. —Respondió mordiéndose el labio sin desviar la mirada del techo, porque sabía que si la miraba podía terminar soltando todo. —¿Acaso ya no soy bien recibido?

—Escucha, Ji... —Ella suspiró tomándose el tiempo de tantear el terreno que sabía que debía abordar, después de todo la actitud de su hermano debía ser por verla engañando a quien era su esposo, ¿no? —Sé que fallé en algunas cosas y-.

—Noona, olvídalo. —Interrumpió moviendo su mano como muestra de desinterés, porque realmente no valía la pena retomar una discusión con su hermana sobre una relación que no era la suya, cuando él estaba en otra casa en lugar de la propia con su prometido. —Es tu vida, tú sabes qué es lo que necesitas como persona, no yo.

—Eres mi hermanito y me viste en una situación que no debió ocurrir. —Explicó. —Creo que tenemos que hablar de lo que viste, porque no quiero ser la razón de que te avergüences de quién eres.

—Jamás me sentiría de ese modo por ti. 

—Eso dices ahora para no continuar con el tema. 

—Lo digo por que ahora te entiendo. —Jiyong infló su pecho y liberó en un suspiro todo el aire contenido. —Debes saber que yo también me equivoqué y ni siquiera tengo cara para juzgarte.

—¿De qué hablas? —Lo miró extrañada, llevándose su taza a los labios antes de continuar. —Tienes todo el derecho de juzgarme, eres mi hermanito pero yo hice algo muy estúpido, no debí hacer eso y ni siquiera puedo compararme contigo en ese aspecto.

—Tal vez somos mucho más parecidos de lo que crees. —Murmuró entre dientes soltando un quejido mentalmente por recordarse cuál era su realidad en el momento.

—¿Sabes? pasará mucho tiempo hasta que él vuelva a confiar en mí.

—¿Se lo dijiste? —Preguntó Jiyong completamente confundido por la nueva información que estaba obteniendo de su hermana, ¿acaso habían pasado tantas cosas desde su repentino viaje fingido?

—Lo hice, tuve un momento en el que perdí la noción de quién era yo y de lo que quería. —Dami sonrió a pesar de lo que estaba diciendo. Jiyong después de voltear a mirarla, notó que su rostro reflejaba paz, ella estaba tranquila consigo mismo o eso transmitía.

—Entiendo lo que dices, mucho mejor de lo crees. —Dijo con evidente seriedad en el asunto, aunque su hermana lo pasó por alto. —¿Y entonces, qué va a pasar?

—Mi matrimonio no es perfecto pero es todo lo que quiero y me arrepiento por fallar eso, por eso hablamos durante dos días seguidos sobre lo que estaba pasando.

—¿Seguirán juntos?

—Sí, decidimos hacer terapia de pareja para mejorarlo, él quiere que trabajemos en mis fallas y en las suyas. —Ella sorbió un poco más de la taza dejando pasar el líquido tibio por su garganta mientras que Jiyong miraba su taza fijamente, dejándose hundir por el humo que desprendía de esta.

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