26. Franqueza.

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           "Volver a casa"... Jiyong nunca había pensado que esas palabras serían tan literales, en su cabeza hasta creía que no volvería a entrar jamás a la casa de los Choi, Seunghyun lo había enviado a otro planeta desde la última vez que estuvo y cuando regresó, ¿acaso podía un repudiado regresar a un lugar tan sano?.

       Pero claro, todos esos pensamientos se cruzaron en la cabeza de Jiyong, porque ahora su realidad era otra: había pasado la noche en la misma casa en donde vivió lo mejor de su etapa adulta, la habitación de huéspedes volvía a ser su habitación y por alguna razón, sus cosas estaban acomodadas dentro del armario como si alguien hubiese ordenado poco a poco cada una de las pocas prendas que llevaba consigo. ¿Acaso estaba soñando?... Jiyong se hizo esa pregunta un par de veces mientras observaba la luz que ingresaba a través de la ventana de la habitación. 

        Según sus cálculos, deberían ser como las 8 de la mañana, lo que significaba que Seunghyun se habría ido a su trabajo y probablemente Asahi también. El muchacho se permitió estirarse en la cama, olfatear las sábanas con olor a lavanda recién lavadas y chillar debajo de ellas por el simple hecho de estar ahí. Se sentía como un adolescente cumpliendo uno de sus mas grandes caprichos, aunque claro no debía dejar de lado que sería algo temporal y que era más que seguro que Seunghyun no querría verle la cara en mucho tiempo, así que debería apurarse a buscar en donde vivir. 

          Finalmente, ingresó al baño y tomó una ducha para refrescarse mientras pensaba en si debía llamar a su cuñado para encontrar un lugar o si debía empezar por buscar un empleo, aunque después de todo no era como si pudiera quedarse en esa casa bajo la tensión de Seunghyun, no era egoísta y si Seung no quería verlo entonces no le haría algo tan malvado como tener vivir juntos porque su hijo es su amigo. 



—Buenos días, Kwon Jiyong. —La voz grave de Seunghyun retumbó en la cocina frente a un Jiyong en pantalón chandal y una camiseta mientras su cabello goteaba agua al intentar alcanzar el cereal en la parte alta de la lacena. —¿Necesitas ayuda?

—Ah-ah... P-pensé que te habías ido. —Respondió sin voltearse a mirarlo porque sabía que ese rubor traicionero se había colado por toda u cara. Simplemente apartó su brazo cuando observó al del otro cruzar por sobre su cabeza y alcanzarle la caja de cereal. 

—¿Si sabes que eso no es un desayuno apropiado, verdad? —Cuestionó el mayor. 

—Es lo que me puedo permitir costear, te pagaré la noche y el alimento, así como en un hotel.

—¿Insinúas que meto en mi casa a cualquier persona mientras me pague? ¿Crees que esto es un hotel?

—¡¿Qué?! Oh no, no, no quise decir eso... Es solo que... —Jiyong se detuvo y envolvió la caja entre sus brazos girándose finalmente para encontrarse con el otro. Seung parecía recién despierto. —¿Vas a desayunar?

—Ya lo hice, pero te acompañaré. 

—N-no, no es necesario. Puedo comer solo. 

—¿Por qué? ¿Quieres que me vaya? —Seunghyun apoyó ambas manos sobre el mesón que los separaba y entrecerró los ojos mirándolo. 

—Esta es tu casa, el que tiene que irse soy yo. —Jiyong bajó la mirada, intentando controlar el ritmo de sus latidos acelerados al sentirse asechado por la profundidad de los ojos contrarios.

—Si eso quieres, la puerta no está asegurada. —El mayor tiró de un pequeño banco y se sentó en el comedor, no sin antes hacer un gesto con la mano para que Jiyong tomara asiento también. 

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