Alonne...

~Capitulo 1~

                Vivian Coleman

Caminaba sin rumbo alguno, buscando algun lugar donde pudiera esconderme.

Despues de caminar un buen rato encontre una casa, reze mentalmente para que no estubiera habitada ni por personas ni por caminantes, revise toda la casa y... ¡Aleluya, estaba vacia! Cerre todas las puertas y ventanas, cuando termine empeze a buscar algo de comer, encontre un paquete de cereales en la estanteria que estaba esculcando, los guarde en mi mochila y me meti a una habitación, la cerre con seguro por si las moscas.

Al otro dia me desperte por un ruido, abri los ojos y me los frote tratando de quitarme el sueño, me pare sigilosamente y agarre mi cuchillo, mire por un agujero que habia en la puerta y solo era un caminante, suspire y abri la puerta y le clave mi daga en el craneo.

Sali de la casa y empese a caminar, despues de estar un buen rato caminando empezó a llover, empecé a caminar un poco mas rapido, al principio solo era un leve lluvia, me alegre un poco de que lloviera, la lluvia me iba a dar un poco de energias, pero todo se fue a la mierda cuando la lluvia se empezó a hacer mucho mas fuerte hasta el punto de convertirse en una tormenta, empecé a buscar desesperadamente un refugio pero no encontraba nada, estaba empapada, a este paso iba a morir de hipotermia, aunque la idea de morir no estaba tan mal.

Iba caminando por una carretera y vi un carro, fui hacia el carro y revise que no hubiera nada ni nadie, cuando me asegure de que estabs vacio me adentre en el, mire por la ventana como la lluvia cai bruscamente contra el parabrisas, me mire por un espejito que habia en el carro y vi mi terrible apariencia, mi cara estaba llena de mugre, mis ojos tenian unas ojeras enormes, tenia heridas y moretones por doquier.

Decidi quedarme en el automovil durante la noche, mire mi ropa, mi camisa holgada negra estaba con miles de rotos, el pantalon azul oscuro que llebava estaba lleno de tierra, y mis botas cafes estaban terriblemente desgastadas.

Mire mis muñecas las cuales estaban llenas de cicatristes, agarre mi daga y empese a hacerme cortadas mientras las gotas de lluvia amenazaban con romper el vidrio, no era la primera vez que me cortaba, de hecho lo hacia desde antes de que todo pasara, era mi forma de dasahogarme.

Cuando porfin decidi dejar de hacerlo, mis manos estaban llenas de sangre, me lipie las heridas y me  puse unas vendas, al final me quede dormida, al otro dia desperte por los rayos del sol.

Me sali del auto y segui mi camino.