~Capitulo 41~

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Vivian Coleman

-Lo haré- le dije a Rick.

Rick se llevó a el tipo con ayuda de Daryl y Beth, Carl y yo nos quedamos solos.

Carl me abrazo con todas su fuerzas de tal forma qué ya no respiraba bien.

-Carl, entiendo que estés preocupado porqué un tipo casi la mata, pero si la sigues abrazando así la que la matará serás tu- se burló Beth.

-Concuerdo con la rubia-

-Oh lo siento- dijo riendo.

.....

Me encontraba en mi celda mirando mi daga, estaba teniendo una gran lucha mental sobre lo que haría.

-A la mierda- dije y me pase la daga repetidas veses por la muñeca.

-¡Vivian!- escuche que gritaron afuera de la celda.

¡mierda!

Me tape las manos con la cobija fingiendo estar arropada.

-¿Vivian estas....¿que haces ahí?- pregunto Carl entrando a la celda.

-Iba a dormir- respondí rápidamente.

-¿A las tres de la tarde?- pregunto serio.

Me va a descubrir, definitivamente me va a descubrir.

-Es que estoy cansada y tengo....¡dolor de cabeza!- dije nerviosa.

-¿dolor de cabeza?- pregunto con una ceja arqueada y acercándose de forma amenazante a mi.

-Si- dije tapándome un poco con la cobija.

-Sal de ahi- ordeno.

Decidí hacerle un poco de tiempo para ponerme las vendas.

-¿para que?- pregunte mientras ponía mis vendas rapidamente debajo de la sábana.

-Dije que salgas- volvió a ordenar.

Termine de ponerme las vendas y lo miré.

-Bueno, bueno- dije parandome de la cama como si nada.

El me miro serio.

-Las manos- dijo serio.

-¿Que?- pregunte confundida y asustada.

No, no, me iba a descubrir, y cada que el se daba cuenta de que me cortaba, habían peleas, muchas peleas.

-Muestrame las manos- dijo suspirando en busca de calma.

Tuve una idea, sabia que le iba a molestar a Carl, pero era lo único que me quedaba, y si no funcionaba, tocaría escapar.

Alse mis manos y se las mostré, las vendas tapaban los cortes y no dejaban verlos así qué espero que no diga nada.

-Quitate las vendas Vivian- murmuro enojado.

Se había puesto de malhumor.

Estoy muerta, estoy muerta.

-No- me negué.

-Vivian, no me hagas repetirlo- dijo tratando de alzanzarme pero me corrí para el otro lado y el gruño.

-¿Para que?- dije haciéndome la tonta mientras trataba de que no me agarrara.

-Tu sabes para que- dijo y intentó agarrarme de nuevo pero lo esquive y al parecer eso lo hizo perder la paciencia- ¡Vivian!-

Frene en seco ya que su grito dejó muy en claro que lo habia sacado de sus casillas.

Me quedé mirándolo y en un descuido agarro mi brazo y quitó las vendas.

-¡Oye! ¡Eso es invasión de privacidad!- argumente.

Carl se quedó mirando mis cortes y me preparé para los gritos.

-¿Enserio? ¿¡otra vez!? Pregunto jalandose el cabello.

Hize una mueca.

-Esque yo....- trate de explicarme, sin embargo el me interrumpió.

-¡Esque nada Vivian! ¡Hay otras maneras de desahogarse!- se quejo.

Lo miré con rabia.

-Tu no lo entiendes- dije.

-Y tampoco quiero hacerlo- dijo y lo mire fijamente- Estoy cansado de tener que aguantar tus ataques y tus cortes-

Mi corazón se rompió en mil pedazos al oír eso.

-Jamas te pedí que lo hicieras- dije mirandolo.

-¡No tenias que hacerlo porque es lo que un novio hace!- me grito con rabia- ¡Simplemente puedes buscar otras maneras!-

-¿¡Y crees que no las eh buscado!?- pregunte- ¿¡Crees que no lo eh intentado!?-

-¡No! ¡no lo has intentado! Tu no te esfuerzas en nada....- dijo y cayó en cuenta de lo que dijo y me miro arrepentido- Vivian yo....-

-No- lo interrumpi -Yo te teng que escuchar a ti, pero tu nunca me escuchas a mi ¿no?- pregunte.

-¿¡Porque debería de hacerlo!?- volvio a gritar olvidando por completo la frase que me dijo.

-¡Porque a pesar de las cosas que me dices yo siempre te dejo explicarme las cosas!-

-¿¡Y porque dejaría que una loca que habla sola y que la abandono su padre me explicara algo!?- grito.

Mis ojos se cristalizaron al oírlo. Se había pasado. Y se había pasado mucho.

Carl me miro y salió hecho una furia de la celda, mientras que yo, yo me quede mirando el piso mientras que las lágrimas bajaban lentamente, aprete mis labios para no insultar a nadie.

-¡Mierda!- grité y le pegué un puño a la pared que estaba al lado mío.

Me dolio tanto que tuve que apretar el puño contra mi pecho para aliviar el dolor.

Pero no pare.

Volvi a hacerlo una y otra vez, de forma que mis nudillos quedaron hechos un asco.

Sangraban y tenían unas peladuras horribles.

Llore aún más y me deje caer al piso, apreté mis manos lastimadas en mi pecho y cerré los ojos.

Me deje caer acostada por completo en el piso y cerré los ojos.

Me quedé dormida al instante.

Alonne...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora