~Capitulo 102~

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Narrador obniconciente

La pelirroja empezó a sentirse mareada, así que con sus pocas fuerzas agarro su daga, la miró durante unos cortos pero inquietantes segundos, luego la presiono fuertemente contra su muñeca, para luego deslizar deslizarla rápidamente, haciendo una larga y profunda cortada de la cual no tardó en derramar sangre como si de un embrujo se tratase.

La sangre manchó el piso de un hermoso y intenso color rojo, ese rojo sería la perdición de muchos.

Respiro agitadamente ya que la falta de sangre la estaba afectando, y las pastillas le estaban haciendo efecto, así que, apretó fuertemente la daga, para luego apretarla contra su otra muñeca y deslizarla, haciendo un corte aún más profundo que el deshonra mano.

Su respiración empezaba a relentizarse, hasta el punto que cuando caminó hacia la bañera que había en el cuarto se cayó, estaba débil, de muchas formas, cuando se cayó contra la bañera, se dio fuertemente con el filo de esta e su cabeza, haciendo que quedara aún las débil y aturdida que antes.

Con todo su esfuerzo abrió la llave de la bañera, esta empezó a llenarse poco a poco, llevándose con el agua la sangre, pero algo que jamás se llevaría sería su alma.

La joven escuchó un ruido, pero debido a su estado pensó que estaba alucinando por la falta de sangre en su sistema,  miro hacia un lado, para luego dar unos cuantos suspiros.

-Todos me odian...Así que mejor...Mejor me voy...- dijo con sus últimos alientos.

- dijo con sus últimos alientos

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Ellos no te merecen.

¿Si supieran que aquello pasaría volverían a tratarla mal? ¿Lo harían de nuevo?

Vivian dio su último suspiro, todo en ella se sintió en paz en ese momento, solo podía sentir como cada partícula de su ser salia, como si hubiera estado encerrada durante años en un lugar angosto y pequeño.

Alonne...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora