Bajo la luz de la luna

¿Qué tal la noche?

- Buenos di... Oh, mejor no las molesto.

¿Esa es la voz de Carolina? Bueno, mejor me quedo así, estoy muy cómoda

Cuando cerro la puerta yo me quede frita.

- Mm... ¿Mel? -Dijo Luna despertándose- ¿Qué ha pasado?

- ¿Eh? 

- Bueno, mejor vamos a comer.

- Vale.

- ¿Como que no?

- ¿No te acuerdas que llegamos a casa llenas de barro? Y lo único que me queda limpio son estos pantalones.

- Ah, es verdad, pues yo te dejo una camiseta. -Dijo Luna buscando en su armario- Pero primera vamos a comer.

Bajamos las escaleras y nos encontramos a Carolina de pie con su café legendario.

- ¿Qué tal la noche?

- Mal, yo he tenido una pesadilla -Dije sentándome-

- ¿Y tu Luna?

- Yo bien, la verdad es que no me acuerdo de que he soñado.

- Ah, muy bien, ¿Y luego?

Me quedé callada, creo que ya sé que está pasando. Luna estaba un poco nerviosa por lo que paso ayer.

- No os preocupéis, -Dijo removiendo su café- vuestro secreto está a salvo conmigo

- ¿¡Mama!? 

- No es mi culpa que hagáis dormido juntas.

- Bueno, sea lo que sea, yo tengo hambre y yo necesitó mi bol de leche con cereales, -Dijo Luna levantándose y hiendo a la nevera- ¿Tú que quieres?

- Mm, ¿Tienes yogures? -Dije levantándome-

- Bueno, -Dijo Carolina dejando su taza de café en el mueble- yo me voy con la Manolita.

- Ok. -Dijimos las dos-

Al terminar de comer y hablar un poco fuimos arriba a cambiarnos. 

- Emm... Luna. -Dije un poco preocupada-

- ¿Qué pasa?

- No tengo ropa de recambio, -Dije un poco nerviosa- tengo pantalones, pero no tengo camiseta.

- Yo te dejo esta. -Dijo sacándose la camiseta-

- ¿¡Que haces!? -Dije girando mi cabeza- ¿No podrías coger alguna que no sea la que llevas puesta?

- Es que la otra es la que me regalo Álvaro.

- Oh, perdón.

- No importa, -Dijo sosteniendo su camiseta- ten.