Bajo la luz de la luna

¡Nos vamos!

- Si, ¿Por qué no?

- ¡Vamos! -Grito de emoción Luna-

- ¿Por qué te emocionas tanto? 

- ¡Porque la tía Carmen no me cae bien! -Dijo Luna un poco enfadada-

- Ya, a mí tampoco.

- ¿Entonces porque la invitas?

- Por compasión, hace unos días tú te quedaste con ella, quería devolverle el favor.

- Sí, ¡Fue el peor día de mi vida!

Mientras que ellas hablaban yo me fui a la nevera a por uno de los yogures que siempre compran que están superbuenos.

- ¿Dónde está Mel? -Dijo Luna extrañada- Ah, está en la cocina.

- Perdón, pero es que yo tengo hambre.

- Yo también.

Su madre y yo nos sentamos, Mel se estaba haciendo su leche con cereales, como siempre y yo estaba mirando el móvil.

Papa 💗

- Ah, vale

- Papa, otra cosa, puedo ir a comer con ellas.

- Ok, tampoco tenía nada preparado así que está bien.

- Pero luego vienes.

- A que hora?

- Pues lo antes posible.

- Como a las 10:30/11:00.

- Cuando se termine la comida.

- No se a que hora terminaremos, pero ya te llamara Carolina.

- Ok

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- Me ha dejado.

- ¡Genial! -Dijo Luna con su bol ya preparado-

Comimos y nos fuimos a arriba. Pasamos la tarde allí, hablando y jugando. Unas horas más tarde su madre nos llamó.

- ¡Chicas! ¡Nos vamos!

- ¿No es muy temprano aun? Son solo las 19:30.

- Ya, pero es que hay mucha cola, y está un poco bastante lejos. 

- Ah, vale.

Vagamos y nos pusimos las zapatillas, cogimos unas sudaderas o algo así por si nos estaba frío y nos fuimos.

En la carretera había muchos coches, pero por el otro carril, por nuestro carril no había mucho tráfico, es verdad que íbamos un poco lentos, pero es que ella siempre ha conducido lento. Al aparcar nos contó un poco más, ya eran las 20:10 y habíamos pedido cita a las 20:30, pero pronto encontramos un sitio cerca del restaurante. 

Caminamos un poco y al entrar me quede alucinada.