Un restaurante de lo más elegante

6 0 0
                                    

Tan solo haber entrad vimos un comedor con unas pintas muy lujosas, al mirar hacia el techo había unas pinturas que parecían bastante antiguas, como una iglesia. 

Vaya pintas llevamos para ir a un restaurante elegante, qué vergüenza macho...

- Parece muy elegante, peor no es nada caro, en realidad está muy bien de precio, es como ir a un restaurante normal pero como una cita. -Dijo sacando su billetera- Fui muchas veces aquí con Jorge.

Hubo un silencio incómodo, pero luego avanzamos al receptor.

-Hombre, señora Carolina, ¡Cuanto tiempo! Que tal con...

Vio que le estábamos haciendo señales de que no digiera eso, y al final no lo dijo.

- Bueno, ¿Quiénes son ellas? -Dijo intentando disimular-

- Ella, es Luna, mi hija, y ella es Mel, su mejor amiga. Venimos a reservar una mesa de 3, si puede ser al lado de la ventana, como siempre.

- Bien, por suerte tenemos una que está justo al lado, y está libre, así que ya podéis ir pasando.

Avanzamos y había un montón de pinturas por todas partes, era superbonito, después de atravesar unas cuantas mesas, llegamos a la mesa.

- ¡Qué bonito es todo!

- ¡Ya ves! Yo nunca había ido aquí.

- Es que tú aún no habías nacido.

-Ah.

Al poco tiempo llego un camarero y nos tomó nota. La verdad es que yo pensaba que iban a haber platos mucho más sofisticados, pero bastante normalito, lo típico: Sopa, algunas carnes, algo de picotear...

- ¡Yo quiero sopa y de segundo carne arrebozada con patatas! Eso es mejor combinación del mundo. -Dijo Luna ya pudiendo saborear su plato.

- Yo quiero gambas y la misma carne que ella. -Dije mirando la carta-

- Pues yo quiero unas bravas y un plato de paella.

- En seguida lo traemos.

Y si lo trajeron rápido.

Tengo que ir aquí más a menudo

Todo tenía una pinta exquisita, y sabia igual a como se veía, delicioso.

- ¡Esto está buenísimo!

- ¡Si!

Al terminar esa obra de arte, nos levantamos, pero antes de que nos fuéramos, nos pusieron música, porque había más parejas allí, y solían hacer eso. 

Bajo la luz de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora