Conversaciones reveladoras

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Rosalie

Hemos llegado, ¿estás bien?

Bella

Si, tranquila. Solo estoy muy cansada, ha sido un día muy largo

Rosalie

Claro, lo entiendo

Si en algún momento quieres hablar de lo que sea, puedes contar conmigo

Bella

Muchas gracias, de verdad Rose

En cuanto esas palabras salieron de mi boca me di cuenta de que había metido la pata. Un rubor me subió por las mejillas e inmediatamente bajé mi mirada.

Rosalie

Me quedé casi un minuto en shock. No sabía si por fin había conseguido soñar después de tantísimos años, o si este momento había sido real.

Bella

Definitivamente la había cagado. Rosalie se ha quedado inmóvil, ni siquiera me mira y eso es algo que no había ocurrido desde que nos encontramos por primera vez.

Perdona Rosalie. No debí llamarte así, no volverá a ocurrir.

Intenté abrir la puerta de su coche para salir y llegar lo más rápido posible a mi casa, pero ella me lo impidió. 

Rosalie

No, quédate por favor. 

Bella

Por primera vez su voz sonó frágil, como nunca la había visto a ella. Cerré la puerta y permanecí encogida en el asiento, esperando a que ella diga o haga algo.

Rosalie

Extendí mi mano, tomé delicadamente su mentón e hice que me mirara a los ojos.

Tranquila, eres la única en el mundo que puede llamarme Rose. Jamás podría enfadarme contigo y menos por eso. De hecho, me gustaría que desde ahora me llamaras así, si te parece bien.

Bella

Me quedé sorprendida por sus palabras, pero inmediatamente sonreí. 

Lo haré encantada Rose

Rosalie

Si mi corazón bombeara, estoy segura de que en ese momento se habría saltado, por lo menos, dos latidos.

Genial. ¿Te parece bien si mañana paso a recogerte para ir a clase?

Ahora menos que nunca pienso permitir que Bella mañana se encuentre a solas con el intento de hombre que le hizo daño.

Bella

Claro, me encantaría

Rosalie

Perfecto, a las 8 en punto paso a buscarte. 

Descansa esta noche, lo necesitas

Bella

Si, lo intentaré

Gracias por todo Rose

Rosalie

No tienes nada que agradecerme, estaré aquí para ti siempre que lo necesites

Bella

Le agradecí de nuevo con la mirada, salí de coche y caminé hasta la puerta de mi casa. Esperó hasta que la hubiera abierto para pisar con firmeza el acelerador y desaparecer de mi vista mientras me despedía de ella con la mano.

Cerré la puerta y me apoyé contra ella. ¿De verdad esto acababa de pasar? He sentido de nuevo que ella se preocupaba por mi y que quería mi bienestar. ¿Es posible que "la Reina de Hielo", como Edward se refirió a ella, se esté ablandando? 

Con ese pensamiento subí las escaleras hasta mi habitación y me dejé caer en la cama, quedándome dormida casi al instante pero teniendo una sensación extraña.

El fin y el principio de mis díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora