Esto no ha terminado

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Alice:

Bella, sé que hay mucho que procesar, pero tenemos que centrarnos 

Bella:

Edward asintió, pero algo en su expresión me hizo dudar. Había tensión en su rostro, una duda que no sabía interpretar. Pero, antes de que pudiera preguntar, Alice tomó mi mano y me condujo hacia el exterior de mi casa

Alice:

He tenido otra visión, pero sigue siendo borrosa. Creo que ha encontrado dónde vive y se dirige a su casa, está tan sólo a unos kilómetros de aquí y parece estar muy alterada

Bella: 

Entonces no hay tiempo que perder

Edward

Mientras Alice y Bella se preparaban para salir, algo me detenía. No era solo el hecho de que Rosalie estuviera descontrolada, era la fuerza del vínculo que se había formado entre Bella y ella. Sabía que esto iba más allá de simples emociones humanas. Era algo más profundo, más antiguo, algo que los vampiros como nosotros entendían de inmediato.

—Bella, hay algo que debes saber —dije, deteniéndola antes de que pudiera salir por la puerta.

Ella se giró hacia mí, sus ojos llenos de incertidumbre y miedo, pero también de una resolución férrea. Era valiente, siempre había demostrado serlo. Pero esto... esto era diferente.

—Rosalie... está fuera de control porque... te ama —solté finalmente

Bella me miró, parpadeando lentamente, como si lo que le acababa de decir no tuviera sentido.

—Eso ya lo sé, Edward. Yo también la amo.

—No lo entiendes —continué, avanzando un paso hacia ella—. Rosalie está conectada a ti de una manera que no puedes imaginar. Es algo más profundo que el amor humano. Es el tipo de vínculo que un vampiro forma cuando encuentra a "la sua cantante", la persona cuya sangre y esencia se le hace irresistible. Para Rosalie, tú no solo eres alguien a quien ama... eres su todo.

Bella

El mundo pareció detenerse cuando las palabras de Edward se deslizaron en mi mente. "La sua cantante". Sabía que mi relación con Rosalie era especial, pero ¿así de especial? Mi pecho se llenó de una mezcla de alivio y temor. Alivio porque sabía que lo que sentía era real, recíproco en todo sentido. Temor, porque ahora comprendía que lo que Rosalie sentía por mí iba más allá de cualquier control.

—Tenemos que encontrarla —Mi voz temblaba ligeramente, pero la determinación seguía allí.

Alice asintió, los tres montamos en el coche de Edward y nos dirigimos al bosque

Rosalie

Corría a través del bosque, lo más rápido que podía. Mi mente era un caos, una tormenta de emociones que no podía detener. Ver el dolor en los ojos de Bella y  que Alice me contara lo que ese despojo humano le había hecho me había encendido de una manera que jamás había experimentado. ¿Cómo podía alguien herirla? ¿Cómo podía él seguir libre, mientras Bella cargaba con esa pesadilla?

Su pasado se encontraba más vivo que nunca, y no podía permitir que eso la destruyera.

No me costó mucho encontrarlo. Entré sin que nadie me viera en el hospital y accedí al despacho de mi padre, busqué entre los cientos de historiales que tenía allí guardados hasta que vi su nombre junto a su fotografía. Leí la dirección que aparecía en su historial y una sonrisa cínica apareció en mi rostro, ni siquiera había tratado de alejarse después de todo este tiempo. Dejé todo como lo encontré y fui a por él. Sentí la furia crecer, tan poderosa que el mundo a mi alrededor pareció temblar. El rostro de Phil apareció en mi mente, y algo dentro de mí se rompió. Si él estaba allí fuera, si estaba vivo, haría lo que fuera necesario para que nunca más pudiera hacerle daño a Bella. Sin importar el precio.

Pero entonces, una voz que reconocería entre cientos, llamó mi atención

Rosalie...

Me giré bruscamente, con los ojos oscurecidos por la ira, solo para encontrarme con la mirada asustada pero firme de Bella. Ella estaba aquí, frente a mí, y junto a ella Alice y Edward

Bella:

Rosalie, basta. No puedo dejar que lo hagas

Rosalie:

Sus palabras eran una súplica y una orden al mismo tiempo. Ella, la única capaz de llegar a mí en ese momento.

Me quedé inmóvil. No podía permitir que el pasado destruyera lo que tenía con Bella. Pero, al mismo tiempo, no podía dejar que Phil continuara libre.

Él no puede seguir viviendo, no lo merece—murmuré, incapaz de contener las lágrimas que nunca caerían—. No puedo permitir que te haga daño otra vez. Ni siquiera se mudó a otro país, ¿lo sabes? No siente ni una pizca de arrepentimiento por lo que hizo

Ya no puede hacerme daño —dijo ella, acercándose lentamente, hasta que pude sentir su calor humano—. Nunca podrá si estoy contigo, Rose. No puedes matarlo. Tú eres más que esto.

Me quedé mirándola, incapaz de responder. Porque sabía que tenía razón. Pero también sabía que la lucha no había terminado. No hasta que Phil afronte las consecuencias de sus actos

—Volvamos a casa —me pidió, y su mano cálida tomó la mía, sacándome de la oscuridad

El fin y el principio de mis díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora