Revelaciones

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Bella
*Volvía a estar en el bosque, pero esta vez Edward no estaba conmigo.
El hombre se acercaba a mi con pasos lentos pero decididos, parecía divertirse con la situación.
Giré la cabeza y miré por encima de mi hombro al lugar por el que Rosalie debía de estar a punto de aparecer. Esperé, pero ella nunca llegó.
Volví mi vista al frente y me congelé al ver que mi atacante se encontraba justo frente a mí, observándome con la misma mirada con la que mira un león a su próxima presa. En ese momento los ví, tenía dos colmillos de un tamaño claramente superior al del resto de sus perfectos dientes, era imposible no verlos a través de la mueca de sonrisa que tenía en el rostro. Y ahí lo entendí, mi cerebro hizo las conexiones necesarias para llegar a la conclusión de qué era a lo que me enfrentaba y, lo que me sorprendió aún más, lo que Rosalie también era. Debería haberme dado cuenta antes, debería haber procesado todas las señales, su piel fría como el hielo, su gran fuerza, sus ojos...
En este momento me sentía aún más estúpida por no haberlo sabido a tiempo que por estar a punto de morir a manos de algo contra lo que no puedo luchar.
Me agarró del cuello y empezó a hacer fuerza con sus manos. Quería gritar, pero no podía. Quería llamarla para que viniera a salvarme, para que me llevara lejos de allí en sus brazos pero no conseguía nada más que farfullar su nombre "Ro... Ro...se..."*
Rosalie
Bella. Bella por favor despierta. Vamos Bella escúchame, despierta mi niña
Bella
Y por fin conseguí oír su voz
Lentamente abrí los ojos y ahí estaba ella, mirándome con cara de preocupación. No podía ser más hermosa...
Rosalie
¿Estás bien? Estabas teniendo una pesadilla, gritabas mi nombre y yo no era capaz de despertarte. Me asustaste
Bella
Estoy bien, no es nada. Estoy acostumbrada a las pesadillas
En ese momento recordé lo que había pasado, TODO lo que había pasado. Estaba a punto de confesarle lo que sabía, cuando recordé la forma en la que Emmet se la llevó hacia el bosque después de que se perdiera en sus pensamientos
Rose, ¿ese hombre te hizo algo? ¿estás herida? No deberíamos haberte dejado sola con él, pero Edward me impidió quedarme, yo no quería pero...
Rosalie
Shh...
Bella
No dejó que continuara hablando. Acercó su rostro al mío y me besó delicadamente. Posando sus manos en mis mejillas y haciendo que todo a nuestro alrededor se paralizara. Era como si en ese momento sólo existiéramos ella y yo, y eso era más que suficiente.
Poco a poco se separó de mí, pero en ningún momento dejó de mirarme a los ojos.
Rosalie
Lo siento, pero no quería que siguieras culpándote y ésta me pareció la mejor opción para que dejaras de hablar.
Estoy bien. Siempre que tú estés bien yo estaré bien.
Bella
Al escucharla, mis ojos se llenaron de lágrimas. Me parecía irreal que alguien como Rosalie se fijara en mi, y aún más que pusiera su vida en peligro para salvar la mía. Con todas mis emociones a flor de piel, hice lo que más deseaba en el mundo desde que había ocurrido hace escasos minutos y la besé.
Ella me correspondió y fue poco a poco recostándome de nuevo en su cama, con la misma delicadeza con la que una mariposa se posa sobre una flor en primavera. Suavemente se separó y me recostó en su pecho, donde me acomodé sintiendo que no había sitio en el mundo mejor que estar entre sus brazos.
Rose, tengo que hablar contigo sobre una cosa
Rosalie
Tranquila, duerme un poco. Te sentará bien. Yo estaré aquí por si vuelven las pesadillas y cuando despiertes podremos hablar tranquilamente de lo que quieras.
Bella
Vale, gracias por todo Rose. Eres increíble.
Esas fueron mis últimas palabras antes de rendirme de nuevo al sueño en su cama mientras ella me acariciaba suavemente la espalda con sus delicadas, pero fuertes al mismo tiempo, manos.
Así que esto es el amor...

El fin y el principio de mis díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora