El fin y el principio de mis días

Lo he visto

Bella:
Sube
Rosalie subió de un salto hasta mi ventana y me pidió permiso una vez más con la mirada para cerciorarse de que podía entrar en mi habitación
Entra, no te quedes ahí colgada donde alguien podría verte
Yo retrocedí y le dejé espacio para que se colocara donde estuviera más cómoda teniendo en cuenta que era la primera vez que nos veíamos desde nuestra discusión
Ella caminó hacia mí y, para mi sorpresa, me estrechó fuertemente entre sus brazos. Me relajé al instante. Solo habían pasado unas cuantas horas desde que la había visto y a mi me parecieron eternas, la extrañaba como si me faltara una parte de mí misma
Rosalie:
¿Estás bien?
Bella:
¿Ahora te importa?
Rosalie:
Yo...
Me dejó sin palabras su reacción, pero me lo merecía. Ella no comprendía que lo hacía por su bien, por su seguridad. No le conviene mezclarse con los de mi especie, no acabaría bien. Dios, sueno como el triste de Edward...
Claro que me importas Bella, más de lo que imaginas. Desde que te conocí te convertiste en lo más importante de mi vida, por eso quiero que estés a salvo
Bella:
No hace falta que me protejas de todo y mucho menos de ti. Ya soy mayorcita para decidir por mi misma, y yo te escojo a ti. Siempre te elegiré a ti. Aunque a veces lo compliques un poco todo
Rosalie:
Lo siento, no quiero que sufras y menos por mi culpa. Esa no fue nunca mi intención
Bella:
Claro que no, jamás lo he dudado
Rosalie:
Ahora contéstame, ¿cómo te encuentras?
Bella:
Rozó su mano contra mi brazo cariñosamente intentando relajarme después de haberme sumergido de nuevo en los recuerdos de mi pesadilla tras su pregunta
Sinceramente, no lo sé. He vuelto a tener una de mis pesadillas, y esta vez la sentí aún más real que de costumbre
Rosalie:
Lo sé
Bella:
¿Lo sabes? ¿cómo podrías saberlo?
Rosalie:
Lo he visto
Bella:
¿Visto? ¿Cómo?