🕷️ 2 0

1K 185 9
                                    

Mikey miró a Dami dormir tranquila en la cama, y suspiró

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mikey miró a Dami dormir tranquila en la cama, y suspiró. Desde la separación de la Toman, las cosas se habían puesto algo difíciles.

Mikey se encontró con Dami justamente porque la fémina trabajaba vendiendo drogas, pero no lo malinterpreten, él no iba a comprar, en realidad iba paseando por dónde ella trabajaba.

La cosa es, que Dami en esos entonces no era dependiente a las drogas, sino que debido a Sanzu las probó y todo se fue a la mierda.

—¿Cómo es que trabajas vendiendo ésta mierda, y nunca la has probado? —Cuestionó burlón Sanzu.

—Pues no, si quiero trabajar debo estar al cien. —Sonrió con orgullo.

—Mhm, bueno, aquí tengo unas gomitas... especiales. —Dijo Sanzu sonriente, sacando dichas gomitas. —No te hará daño si pruebas una, en realidad... creo que te podrías en los zapatos de tus clientes.

—¿Ah? N-No gracias, no quiero hacerme adicta o algo.

—No te harás adicta, es más, te dejaré el bote completo, así tú ves tu consumo.

—Pero, ¿Qué es lo que hacen?

—Como todas las drogas, te relajan.

Sanzu le dejó el bote ante la atenta mirada de Mikey. En esos momentos a él no le importaba mucho Damelia.

Debió haber hecho algo en ese momento, pero había sido egoísta al no pensar tanto en la hermana de su hermana.

Mikey suspiró y se sentó en el sillón frente a la cama. Él casi no dormía con tal de vigilar a la rubia, no se permitiría quitarle la mirada de encima, si lo hacía cualquier cosa podría suceder.

—¿En serio no piensas descansar nunca? —Cuestionó Hanma mirándolo desde el marco de la puerta.

—No te interesa.

—Vamos, ve a dormir junto a ella, cerraré la puerta con llave si es necesario para que no salga. —Dijo el pelinegro.

—Estoy bien así.

—Igual cerraré la puerta. —Sonrió divertido mientras señalaba la llave, salió de la habitación cerrando la puerta, y luego le puso llave.

—Hijo de puta. —Gruñó Mikey.

Pasó un rato en el que Dami no despertaba, y de cierta forma comenzaba a darle sueño a Mikey.

—Quizás dormir un rato me vendría bien. —Murmuró levantándose, para después caminar hacia la cama.

Se sentó al borde de esta, y luego se acostó sin llegar a estar tan junto a Dami, él miraba en dirección hacia ella, aunque se encontraba de espaldas. 

Pero en eso ella se giró en dirección al rubio, sin querer las manos de ambos se tocaron, pero Dami no tenía consciencia de eso, pues aún estaba dormida.

Mikey tragó saliva, y comenzó a acariciar la mano de la rubia, hasta que después entrelazó sus manos.

Dami inconscientemente se acercó más a Mikey, así que él también lo hizo, haciendo que la rubia quedará con su cara entre el pecho del rubio.

Mikey se sentía algo extraño, pero sólo cerró sus ojos dejándose llevar por el cansancio.

Después de algunas horas, Dami finalmente despertó, notando un agradable aroma frente a ella. No pasó mucho cuando se dio cuenta de que Mikey estaba durmiendo junto a ella.

Eso la puso nerviosa, estaba siendo abrazada por el chico, él tenía sus manos en la cadera de la fémina.

—Mikey. —Susurró ella, pero el rubio se encontraba profundamente dormido.

Dami dudó en moverse, pero se abrazó con fuerza a Mikey, y volvió a quedarse dormida.

°°°

—Disculpe, ¿Ha visto a esta chica? Se llama Damelia, actualmente tiene...-

—No moleste, señora.

—¡Gracias, por favor avise si la ve!

—Si claro. —Bufó el hombre mientras viraba los ojos.

La señora Hanagaki llevaba dos años buscando a su hija, después de enterarse por el propio Takemichi que él era quien saboteaba a Dami, se puso a buscarla.

Y aunque la policía había dejado de ayudarla, ella quería encontrarla, se sentía tan arrepentida por haber creído las mentiras de su hijo de sangre.

—¡Disculpe! ¿Ha visto a esta chica? Su nombre es Damelia, tiene dieciocho años y...-

—No la he visto. —Dijo el chico mientras se iba, ignorando a la mujer.

—¿Podría al menos tener mi contacto por si la ve?

—No moleste, anciana.

Pronto comenzaría a llover, así que la mujer sólo se colocó el gorro de su chaqueta y siguió preguntando a la gente.

°°°

—Di: “ah”.

—No voy a hacer esa mierda.

—Vamos Mikey, hemos acordado que seremos chicos sanos. —Le dijo frunciendo el entrecejo.

—Yo nunca acordé eso.

—Bueno, tú dijiste que yo tenía que estar limpia, y yo te digo que tienes que comer y dormir bien, así que es lo mismo. Ahora di: “ah”.

Mikey viró los ojos pero abrió la boca sin decir nada.

—Pero di: “ah”.

—Esto es una...—Pero la rubia había metido la comida en su boca. —Uh... ¿Qje ej?

—Es la receta especial de los Shiba, robé la receta y la cocine para ti. —Sonrió algo nerviosa. —¿Te gusta?

—Sabe bien. —Asintió.

Ella chilló feliz, hace mucho que no cocinaba.

Mikey pensó que si Dami se entretenía en la cocina, saldría de sus vicios, así que le pidió cocinar algo.

—¡Después haré algo de sushi frito! —Exclamó corriendo a buscar los ingredientes. —Y quizás después unas milanesas, o podría ser que haga algún postre.

—Oye, oye, me alegra que te guste cocinar, pero si haces tanta comida hoy, sobrará demasiado y tendremos que regalarlo o se echara a perder, y después no tendremos más comida para la semana.

—Eso no es problema, Koko nos dará dinero. —Sonrió con fingida inocencia.

—¿Ora' yo qué? —Bufó el pelinegro tratando de agarrar una bolita de carne de la olla.

—¿Ves? Dijo que si. —Dijo emocionada.

—Haz algún postre, para acompañar la comida. —Murmuró yendo a sentarse de nuevo en donde estaba anteriormente.

Dami corrió a buscar los ingredientes y pronto se puso manos a la obra para hacer un delicioso pay de queso.

Don't Leave Me [Tokyo Revengers] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora