Mareado y nauseabundo, Park Jimin se encontró subiendo las escaleras del palacio en el cálido abrazo de Jeon Jungkook. Justo detrás del rey, todo un séquito de sirvientes y demás personal del castillo bajó de un salto los escalones para seguir los pasos apresurados del soberano, poniéndose a su disposición para servirle en caso de que pidiera algo.
Jung Hoseok le siguió de cerca, respondiendo a las preguntas que salían de la boca de Jungkook con una tensión contenida.
—¿Intoxicación alimentaria? ¿Qué comida puede haber causado esa reacción? —el rey alfa señaló con la barbilla el rostro angustiado de Jimin. El omega abría y cerraba la boca, tratando de contener la segunda oleada de vómito.
—No estoy al tanto de la comida matutina de Su Magnificencia, Majestad. —el alquimista se volvió para hablar con el jefe de los sirvientes. —Enumera ahora el desayuno del Omega de Plata.
—Sí, mi señor. —dijo el beta inclinándose y dando un salto más. Sólo faltaban cinco para llegar al piso de los aposentos reales. —Ofrecemos caldo de pollo sazonado con hierbas picantes, pasteles de fresa con crema de naranja y té dulce de caléndula.
—Tal vez las hierbas picantes sean la causa... —Jungkook estaba aprensivo. —Tienes que revisarlo rápidamente, Jung Hoseok.
—Tómelo con calma, Su Majestad... —el alquimista temía que el rey sufriera un síncope.
—¿Cómo puedo estar calmado? ¿No lo entiendes? Él no es de este lugar... ¿Y si algo de aquí, algo que estamos acostumbrados a consumir, es perjudicial para su cuerpo? —la manzana de Adán de Jungkook subía y bajaba. —Una hierba, un té... Cualquier cosa puede ser un veneno.
El alfa pensó en esa posibilidad esporádicamente durante los últimos treinta días. Cada vez que la idea le venía con más fuerza, su mente se enfrentaba a mil enredos reales que resolver; así que nunca acabó de reflexionar más profundamente sobre ella, sobre todo después de ver a Park Jimin devorando toda la cocina del castillo sin quejarse de nada.
Sin embargo, esa mañana, cuando el omega cayó débilmente en sus brazos y dijo en voz baja que las cosas a su alrededor giraban como un supuesto "carrusel", Jungkook no pudo pensar en otra cosa.
Comprendiendo por fin el motivo principal del tormento del rey y concluyendo que era una razón realmente preocupante, Hoseok se dirigió a los sirvientes y les ordenó que convocaran a los sanadores del castillo, incluido su discípulo Lu Keran.
Llegaron a los aposentos del Omega de Plata unos momentos después. Jungkook colocó a Jimin en la cama con cuidado, sin alejarse de él. Las feromonas alfa formaron inconscientemente una capa invisible alrededor de los dos, en un acto de protección que Jeon no pudo evitar.
—Mi rey... —un sudor goteaba por la sien derecha del alquimista Jung a causa de la niebla intimidatoria producida por el otro alfa. Intentó sonreír para aliviar la tensión y dijo en una petición implícita: —Majestad, necesito acercarme para comprobar al señor Park Timin.
Al darse cuenta de lo que estaba haciendo, Jungkook se aclaró la garganta y se retiró de la cama, haciendo espacio para que Hoseok se acercara a Jimin. Debilitó sus feromonas para evitar otro choque.
Fue entonces cuando Jimin finalmente dijo algo:
—Hombre, tienes que relajarte. —Se recostó entre las almohadas y acarició la mejilla de Jungkook. —Está bien, me siento mejor. No hay ningún veneno, sólo que esa prisa tuya me sacudió el estómago como el infierno.
La tensión en los hombros del rey se relajó un poco, y casi sonrió ante el comentario del omega.
—Aún así es necesario un análisis del alquimista Jung, cariño. —Estoy asustado... Esa frase estaba estampada en la frente de Jungkook. Jimin quiso besarlo, pero se contuvo porque su boca no estaba en el mejor estado.
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Omega De Plata (Kookmin) [Omegaverse]
FanfictionTRADUCCIÓN AUTORIZADA POR LA AUTORA ORIGINAL @K_M_R_Leda •Como un verdadero nerd, fan de los cómics y videojuegos, Park Jimin no sabe qué hacer con su hermana fujoshi. La chica, fascinada por las novelas gay, sueña con unirlo a él con algún chico ta...