Jung Hoseok estaba medio sentado, medio tumbado en el sillón frente a lo que había sido su escritorio. Ahora el extenso escritorio parecía más bien un vertedero de basura y polvo, con zarcillos y musgos procedentes del invernadero que colonizaban algunas cristalerías y utensilios de investigación. No los había vuelto a tocar, no los había limpiado, y como nunca permitía que los sirvientes limpiaran su entorno de trabajo -para evitar que las mezclas se alteraran accidentalmente-, el lugar se había convertido en una zona fea en medio del hermoso invernadero del palacio.
En cinco semanas nadie había venido a molestarle con asuntos oficiales, cosas ordinarias que ocupaban los días del Gran Alquimista real, como crear y producir medicinas. Jeon Jungkook le había dado un tiempo libre en el trabajo y permitió que sus asuntos se transfirieran momentáneamente a los sanadores del castillo, que, aunque eran menos capaces, podían sustituir a Hoseok durante un tiempo.
A los ojos de algunos, se trataba de una actitud comprensiva del rey hacia el amante del difunto príncipe Min, pero a los ojos del propio alquimista, era algo verdaderamente problemático. Preferiría ocuparse hasta el último mechón de su cabello que pasar sus días en esa irritante y perturbadora calma.
La cama estaba fría, el invernadero estaba frío, todo estaba frío.
"El invierno es extrañamente largo este año", pensó, ya que no tenía otra cosa en que pensar.
Imaginó que aquel sería otro día aburrido e incoloro, como la nieve que seguía cayendo fuera. Sin embargo, sus especulaciones encontraron una grieta cuando vio un objeto peculiar flotando hacia él.
Un globo en miniatura, con una pequeña vela en la cesta que hacía que el aire caliente elevara la pequeña bolsa de lona.
La cosa viajó hasta él y se puso a girar frente a él. Parecía ansiar su atención.
—¿Su Magnificencia? —dijo en un susurro. Hoseok sabía quién era la única persona capaz de crear un objeto así.
Park Jimin, sentado en su silla de ruedas y con una expresión de duda en su rostro, salió de detrás de un enorme jarrón del que crecía una planta exótica aún más grande
—¿Puedes dejar de llamarme así? Por favor, señor Jung. —pidió el chico, juntando las manos delante de su vientre.
Su expresión era de consternación, pero también había un matiz de ansiedad y excitación, como si tuviera la intención de hacer algo más que una simple visita.
—Señor Park, —murmuró el alquimista, cediendo a la petición del otro. —¿qué te trae por aquí?
—¿Estás ocupado?
Suspiró profundamente. Hoseok se hundió en su sillón.
—No. Su Majestad me ha descansado temporalmente
—Entonces... Si no me odias tanto, puedo enseñarte algo... —Jimin apretó los labios, aprensivo. Su mirada era lastimosa, como la de un animalito abandonado.
"¿Si no te odio tanto?", pensó Hoseok por un momento. "Ah, sí... Debe pensar que lo odio. ¿Lo odio?"
—El rey probablemente estará contento si le muestras lo que quieres mostrarme. ¿Por qué acudir a mí?
El Omega enlazó los dedos de sus manos y los crispó. Parecía nervioso e incómodo.
—Yo también quiero enseñarle, pero... —su voz vaciló sutilmente, volviendo a la normalidad poco después. —Pero me han dicho que Jungkook está muy ocupado.
—¿Te dijieron? ¿No te lo dijo él directamente?
Jimin abrió y cerró la boca. Al final, forzó una sonrisa despreocupada.
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Omega De Plata (Kookmin) [Omegaverse]
FanficTRADUCCIÓN AUTORIZADA POR LA AUTORA ORIGINAL @K_M_R_Leda •Como un verdadero nerd, fan de los cómics y videojuegos, Park Jimin no sabe qué hacer con su hermana fujoshi. La chica, fascinada por las novelas gay, sueña con unirlo a él con algún chico ta...