Jimin no le esperó en la sala del trono, ni se quedó callado mientras todos los demás parecían tan agitados e inseguros de las noticias que el cuervo posado en su brazo había traído.
—Oye, amigo, vuelve con tu cuidador. Necesito hacer algo. —murmuró al pájaro, que, tras la petición, se deslizó hasta el hombro del entrenador. Entonces, el chico se dirigió a los sirvientes que siempre andaban cerca de él. —¿Podría ayudarme a llegar a mi habitación, por favor?
No necesitaba pedirlo, pues los sirvientes del palacio estaban allí exclusivamente para ayudarle, pero no le gustaba dar órdenes a la gente, así que siempre decía "por favor" incluso en las situaciones más urgentes.
Y esta era ciertamente una situación urgente.
Tenía que ver algo. Intentaría una vez más obtener alguna respuesta o ayuda del bendito libro que se mantenía oculto en el fondo del armario.
Desde el funeral de Min Yoongi el chico no había vuelto a abrir esas páginas. Al fin y al cabo, era inútil. Todo parecía confuso porque, al no tener Jungkook ni idea de lo que pasaba en el Sur, y al ser él el protagonista, la historia que se contaba también parecía superficial y sin sentido. Había una gran mancha invisible que impedía que los hechos se contaran por completo.
Jimin sospechó que estaba relacionado con lo que los espíritus le habían dicho.
"Los destinos se están cambiando", le gritaban al oído.
Sin embargo, el omega se dirigió a su habitación, y cuando llegó allí, pidió estar solo y buscó el libro. Pasó las páginas con el corazón acelerado en el pecho y se detuvo en la última donde había palabras escritas.
—Ah, qué gran mierda... —refunfuñó al leer el contenido. No había nada nuevo que no supiera ya. El último registro era sobre la llegada del cuervo y el asombro que produjo el mensaje del Sur.
Nada nuevo, nada... Hasta que la página vacía de al lado empezó a rellenarse sola con tinta mágica.
"¿Jungkook descubrió algo?" pensó, y tuvo la respuesta a continuación, cuando leyó que el ataúd del Príncipe Min estaba vacío.
Sintió que se le helaba la sangre y le bajaba la presión. Le faltó el aliento cuando, justo debajo del nuevo registro, surgió una ilustración, y era abstracta como un recuerdo o un pensamiento, como si hubiera sido creada por las pinceladas de un borracho.
En el centro de la imagen, la personificación de un chico rubio. A su alrededor, flamas naranjas con tonos rojos. En el fondo del fuego, la silueta borrosa de lo que podría ser un hombre, o algo humanoide con colas. Jimin no podía estar seguro. Tampoco sabía si eso era una advertencia del libro, una ayuda después de que el objeto hubiera pasado tanto tiempo inútil, o si Jungkook había visto algo más que el ataúd vacío de su hermano. No sabía muchas cosas y eso le preocupaba demasiado.
Fue entonces cuando volvieron las voces de los espíritus, chirriando contra sus tímpanos de repente.
—¡Esperen! ¡Esperen! ¡No puedo entenderlos así! - —Jimin se tapó los oídos con las manos, tratando de ocultar parte del incesante ruido. Por la forma en que se habían comunicado, las pequeñas criaturas estaban cada vez más desesperadas, y eso le ponía nervioso.
El chico devolvió entonces el libro al fondo del armario, se dirigió a la ventana del dormitorio, tambaleándose con su pesado cuerpo, y trató de respirar el aire fresco que el viento traía del bosque helado que rodeaba el castillo. Entrar en contacto con la naturaleza a veces le ayudaba a entender mejor las pequeñas voces, y también le hacía estar más tranquilo. Sin embargo, cuando miró al horizonte con la aguda visión de un omega, divisó humo coronando las montañas.
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Omega De Plata (Kookmin) [Omegaverse]
FanfictionTRADUCCIÓN AUTORIZADA POR LA AUTORA ORIGINAL @K_M_R_Leda •Como un verdadero nerd, fan de los cómics y videojuegos, Park Jimin no sabe qué hacer con su hermana fujoshi. La chica, fascinada por las novelas gay, sueña con unirlo a él con algún chico ta...