25|👑|Brote de vida

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La mirada escarlata de Jeon Jungkook era la segunda señal de vida activa que Jung Hoseok había logrado captar en él desde el día en que se enteró de que el antiguo rey había sobrevivido al duelo real. O más bien, revivir después de haber sido asesinado.

Tras el enfrentamiento por el trono, una conmoción perpleja irradiaba por el castillo, con espinas que crecían por todas partes tras el grito del Omega de Plata. Mientras todos los nobles y soldados restantes inclinaban la cabeza para saludar al nuevo rey, reprimiendo el terror y la incertidumbre que sentían por los acontecimientos de los últimos minutos, un extraño impulso de ir al cuerpo de Jungkook recorrió la mente del alquimista Jung.

Tragando en seco al percibir el olor férreo y ver el enorme charco de sangre que se había formado bajo el antiguo rey, alargó la mano y trató de girarlo lentamente para ver lo que Min Yoongi había hecho con el corazón de su propio hermano, pues necesitaba este golpe de realidad para organizar una parte de la confusa vorágine que latía en su mente.

A priori, cuando visualizó el agujero en el pecho de Jungkook y la mirada perdida en su rostro blanqueado, Hoseok necesitó reprimir las ganas de vomitar y gritar. Sin embargo, después de enjugar unas cuantas lágrimas, vio una fina rama de marfil que había brotado en el suelo, atravesando el piso barnizado para cruzarlo y conectar con el agujero en el corazón del antiguo rey.

El alquimista no tuvo mucho tiempo para analizar antes de que los soldados se acercaran y arrancaran a Jungkook del suelo ensangrentado, rompiendo la conexión de la rama y acabando con todas las epifanías esperanzadoras que, por un segundo, habían llegado a la inteligente mente de Hoseok.

El funeral tuvo lugar unas horas después y fue sencillo y vacío. No porque no hubiera gente que adorara a Jungkook, sino, más bien, porque la tiranía y el miedo ya reinaban en Adaman en ese momento. Nadie se atrevería a quejarse de la sencilla lápida que se había colocado para el antiguo rey, ni a llorar un poco más fuerte por su muerte. La tensión cubría el aire y era peligroso dar un simple paso.

Esa noche, Hoseok se permitió ir a la cama con Min Yoongi, repitiendo mentalmente y en todo momento que lo hacía porque lo quería, porque le echaba de menos, porque era una bendición tenerle de nuevo con vida y porque era lo normal. Pero cuando el nuevo rey dormía, el alquimista sentía un peso opresivo que le corroía.

Incapaz de dormirse, recordó lo que había visto antes, el corazón atravesado de Jungkook y el hilo de marfil conectado al corazón destrozado. No dejó de pensar en ello ni un momento.

Tal vez fuera algún sentimiento de culpa el que manipulaba su mente, dándole pensamientos absurdos sobre lo que debía hacer a continuación, pero tras unos cuantos intentos fallidos más de dormir, Hoseok decidió exponer una teoría.

Huyó de su habitación y escapó de los terrenos del castillo sin ser visto por nadie. Entró en el cementerio real y aprovechó la ventisca para hacer la mayor locura de su vida.

Con unas pocas herramientas, retiró cuidadosamente la lápida -tan simple que sacarla de la tierra no le costó mucho tiempo- y, con su cuerpo de lobo, cavó hasta dar con el ataúd de Jungkook.

Se dispuso a abrir la tapa de la urna y, en un susurro, pidió perdón al alma del antiguo rey por atormentar su momento de paz. Después de un segundo, sacó la tapa y, con todo el valor que le quedaba, sacó a Jungkook de su tumba.

Al final, volvió a colocar todo en su sitio -la tierra, la lápida e incluso la nieve que había estado en la tumba-, excepto el cuerpo que debía estar dentro.

Volvió al castillo, ahora con una carga extra a la espalda, y aprovechó la densa niebla para pasar desapercibido y llegar a su invernadero, el único lugar en el que, hasta ahora, nadie había entrado sin su permiso.

Omega De Plata (Kookmin) [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora