Capítulo 12. Fugas de leche

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Faltaba poco más de dos semanas para la fecha prevista para el parto y no podía sentirse más nervioso, ansioso y feliz. Los últimos siete meses desde que se enteró habían pasado más rápido de lo que pensó. No se sentía listo, pero a la vez deseaba estrecharlo entre sus brazos lo más pronto posible.

Por otro lado, se sentía mucho más cansado, no dormía bien desde que entró al tercer trimestre de embarazo, pues Nikolai no dejaba de moverse durante toda la noche y, en ocasiones, le hacía daño con tanto movimiento, además, la espalda lo mataba. Por otro lado, estaba por terminar el tercer trimestre en la universidad, se sentía orgulloso de haberlo conseguido, pero fue un verdadero reto en las últimas semanas.

Esa tarde estaba preparando un poco de pasta para Nathan. Además de la pizza, amaba la pasta, le recordaba sus años de infancia en Italia. Al igual que la pizza, no le gustaba cualquier sazón, a Sasha le había costado aprender la manera correcta de prepararla hasta estar seguro de que Nathan de verdad disfrutaba del platillo.

—Tendré que aprender a preparar deliciosas papillas para ti. —Susurró para su vientre—. ¿También me tendrás paciencia? Tu papi no es muy bueno cocinando.

Rio al recodar los primeros meses en los que Nathan y él decidieron vivir juntos. Al principio pensaron que de las arreglarían para sobrevivir con comida rápida las veces que Nathan llegaba demasiado cansado como para preparar la cena, pero era una vida muy cara, no podían darse ese lujo si su novio quería ahorrar lo suficiente para su propio negocio, así que él se dedicó cada tarde a aprender a cocinar platillos sencillos.

Era torpe por naturaleza así que tuvo varios accidentes con cuchillos y con el fuego antes de poder hacer algo medianamente decente, pero después de varios intentos ahora era capaz de preparar comida que podían disfrutar. Nunca pensó que se convertiría en un amo de casa siendo que detestaba hacer el aseo de su propia habitación, pero ahora era casi automático, era la manera que tenía de devolver el esfuerzo que Nathan estaba haciendo para salir adelante.

Cuando la cena estuvo lista, se recostó en el sofá para descansar un poco y revisó su pecho con sus dedos. Hasta el momento había crecido muy poco, temía no producir la suficiente leche para alimentarlo y tener que darle fórmula, pero en las últimas semanas comenzó a tener constantes fugas de leche, tenía que usar protectores para no manchar su ropa.

Cuando estuvo seguro que todavía no era necesario cambiarlos, subió los pies al descansa brazos pues los tenía muy hinchados y puso una película. El sonido de la televisión y el leve movimiento del bebé al estar dormido, consiguieron arrullarlo.

Soñó con un hermoso bebé de cabello castaño que dormía entre sus brazos. Era regordete, con mejillas ruborizadas y labios delgados, tan hermoso como ninguno. No podía dejar de verlo con una sonrisa en el rostro, había ansiado tanto verlo y al fin estaba frente a él. Con cuidado se sentó frente a él mientras acariciaba su cabecita y besaba su frente.

Escuchó un murmullo cercano diciendo su nombre, era la voz de Nathan, pero él no podía dejar de ver a su bebé, jamás podría dejar de verlo.

—¡Sasha! —Llamó Nathan con un poco más de fuerza para conseguir despertarlo.

Sasha abrió los ojos y por un segundo buscó a su bebé por la habitación, hasta que fue consciente de que había sido un sueño. Pensó en contarle el bonito sueño que había tenido, pero al tratar de incorporarse se dio cuenta de que se había quedado dormido boca arriba. Eso no era bueno para el bebé.

Asustado, y con la ayuda de Nathan, se incorporó. De inmediato comenzó a acariciar su vientre, Nathan se veía tan preocupado como él, la doctora Barclay se los advirtió y ellos lo habían leído en libros y archivos de internet.

—¿Nikolai? —llamó preocupado.

No se movió. Nathan apoyó su mano para tratar de sentirlo también. Se veía asustado y el sentimiento aumentaba conforme avanzaban los minutos y no recibían respuesta de su hijo. Los ojos de Sasha comenzaron a humedecerse.

—Llámalo. —Le pidió a Nathan—. Siempre reacciona a tu voz.

—Nikolai. —Dijo él sin demora.

Se quedaron otros segundos esperando. Largos y aterradores segundos en el que el peor de los escenarios invadió su mente, hasta que pudo sentir un golpe cerca de su ombligo. Fue como si su corazón comenzara a latir después de detenerse por el miedo. Aliviado empezó a sollozar al acariciar su vientre.

—Perdón. —Pidió a ambos, tanto a Nathan como a Nikolai—. ¡Qué tonto soy!

—No, no es tu culpa. —Consoló apoyando su oreja en donde sintió un nuevo golpe—. Solo estás cansado, sé que no era tu intención.

No lo era, solo quería descansar sus pies mientras esperaba a que él regresara a casa. Afortunadamente, de acuerdo al avance que tenía la película, no se había quedado dormido más de una hora. No sabía cuánto tiempo se necesitaba para que dormir boca arriba tuviera consecuencias irremediables, pero prefería no arriesgarse.

Nathan se incorporó al escucharlo sollozar y le regaló un beso de consuelo, se sentó a su lado para atraerlo a su pecho y arrullarlo.

—Estamos bien. —Le recordó Nathan con un tono suave—. Solo estaba dormido.

Asintió. Si, de nuevo comenzaba a sentir el intenso movimiento en su vientre. Ni siquiera le importaba que estuviera presionando contra algo al estarse estirando, estaba agradecido de sentirlo tan activo como siempre.

—Solo quería descansar mis pies. —Aclaró cuando ya estaban tranquilos—. No me di cuenta.

Nathan sonrió y se apartó un poco. Como cada tarde tomó los pequeños pies de su novio y los descansó sobre sus muslos para darle un masaje.

—Ya verás que estas semanas pasarán muy rápido. —Consoló al verlo todavía consternado acariciando su vientre para tratar de disculparse de esa manera con su bebé—. Y todo habrá valido la pena.

—Soñé con él. —Susurró con una tenue sonrisa—. Y es hermoso.

—También he soñado con él. —Confesó con un suspiro.

Sasha lo miró algo sorprendido, pero inmediatamente después sonrió amplio. Le alegró saber que no solo él estaba ansioso por verlo y abrazarlo. Su hijo sería el bebé más amado en todo el mundo.

Un regalo sorpresa. [Agosto de mpreg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora