Abrió los ojos y se encontró con las brillantes luces en el techo. Miró a todos lados, por un segundo se sintió confundido y su primer instinto fue buscar a Nathan, hasta que recordó que se encontraba en el hospital y la razón de haber ido ahí. Asustado llevó su mano a su vientre, pero estaba pequeño. Se habían llevado a su hijo.
—Tranquilo. —Escuchó una suave voz. Era un enfermero—. ¿Puede decirme su nombre?
—Sasha. —Respondió con dificultad, pues sentía todavía adormecido—. Sasha Mijaílevich Zaitsév.
—¿Recuerda qué pasó?
—Mi hijo. —Murmuró después de un quejido—. ¿Dónde está? ¿Él está bien? —pidió anhelante.
—Él está bien, no hubo complicaciones. Está en el área de cuneros y pronto estará con usted.
Respiró aliviado y por un segundo volvió a relajarse.
—¿Dónde estoy? —Continuó cuando su vista ya no era borrosa. El enfermero revisaba los monitores y la intravenosa en su muñeca.
—En la sala de recuperación. Le realizaron una cesárea, ¿lo recuerda?
—Si. —murmuró. Apenas podía recordarlo, pero era verdad.
—¿Y Nathan?
—Su esposo llegará pronto.
Solo escuchar eso lo tranquilizó mucho. Suspiro y cerró los ojos. A su mente llegaron las primeras imágenes que tuvo de Nikolai. Era más pequeño de lo que pensó, pero sin duda tan perfecto como siempre lo dijo.
Pronto los enfermeros llegaron para cambiarlo de habitación. Sasha trató de mantenerse tranquilo, pero todo lo que podía pensar en ese momento era en su bebé y que se encontraba solo, sabía que no había mejor lugar para ser atendido en sus primeras horas que un hospital, pero también tenía claro que nadie le daría más atención que él y eso era lo que Nikolai necesitaba en sus primeras horas.
No pasaron más de dos minutos desde que el enfermero se retiró de la habitación cuando Nathan estaba de nuevo a su lado. Sasha abrió los ojos y se encontró con su rostro, pensó que encontraría una enorme sonrisa por saberse padre, pero no fue así, se vía angustiado, con los ojos rojos y las pestañas húmedas, como si hubiera llorado. Él besó la mano que sostenía sin perder de vista sus ojos azules.
—¿Cómo te sientes? —preguntó y acarició su cabello, pero no fue con la intención de molestarlo, como solía hacer, esta vez lo acariciaba con ternura para apartar algunos mechones de su frente.
—Bien. —Extendió la mano para acariciar su cabello —. Ya estoy bien.
—Me preocupé mucho. —Confesó con un nudo en la garganta—. Cerraste los ojos y me sacaron de ahí. Pensé que... Pensé lo peor—. Se inclinó para apoyar la frente en la mano del menor y así esconder su rostro.
Sasha acarició su cabeza para consolarlo, cuando Nathan levantó el rostro Sasha secó con su pulgar un rastro que quedaba debajo de su ojo derecho. Sonrió y con un gesto le pidió un beso, el que el mayor no demoró en darle.
—¿Crees que los dejaría solos? —susurró con una sonrisa.
—Más vale que no. —Correspondió su gesto besando la palma de su mano.
—Lamento haberte preocupado. —Pidió con su mirada atenta a esos sinceros ojos verdes.
—No te disculpes—. Le regaló otro beso—. No quiero perderte. Ya no tendremos más hijos.
—¡Oye! —exclamó algo confundido, no sabía si estaba bromeando o no—. ¿Hablas en serio?
—Muy en serio. —Asintió con el rostro más severo que jamás le había visto—. Cuando tomes la siesta iré a que me hagan la vasectomía de inmediato.
Esa frase le hizo entender que estaba jugando para aligerar el ambiente y le hizo soltar una pequeña carcajada. Nathan le guiñó y se acercó para besar sus labios.
—Lo siento —Sonrió sorbiendo por su nariz—, sabes que digo chistes idiotas.
—No, está bien. —Animó relamiéndose los labios.
—Pero, hablando en serio. —Continuó de nuevo con ese mismo rostro sereno—. Esperaremos al menos cinco años antes de pensar en darle un hermanito a Nikolai, ¿está bien?
Por su expresión Sasha supo que estaba continuando su broma, rio junto a él, pero apoyaba su idea, tendrían que esperar mucho tiempo para tener más hijos, si de verdad planeaban agrandar su familia. Ya sería un poco complicado con uno, tenían que adaptarse primero.
—Miren quién está aquí. —Interrumpió la voz del enfermero cuando entraba a la habitación con un pequeño bultito envuelto en una sábana blanca.
Sasha contuvo la respiración cuando se acercaba y extendió sus manos para recibirlo en brazos con cuidado. Rio nervioso cuando el enfermero lo dejó en sus brazos, no lo había cargado hasta ese momento y sentir el calor de su pequeño cuerpo contra su pecho le hizo saber que la recompensa fue mejor de lo que había esperado.
—Hola. —Saludó con lágrimas en los ojos—. Ya quería verte, hijito.
Nikolai se removió con un quejido antes de acurrucarse mejor entre sus brazos y él rio sin perder de vista ninguno de sus movimientos. Ahora que volvía a verlo sin la confusión de la anestesia le parecía mucho más perfecto. Su cabello cobrizo herencia de su madre sobresalía de su gorro y él no pudo evitar acariciarlo con las yemas de sus dedos.
—Es hermoso. —Susurró con un nudo en la garganta. Era tan pequeñito y tan frágil, lo había visto dos veces y ya estaba enamorado de él—. Su cabello, sus mejillas, sus labios, su nariz... todo es tan perfecto.
—Como tú. —Respondió Nathan con un susurro.
Sasha alzo la vista y se encontró con la intensa mirada de su novio. Por un instante recordó las bromas respecto a la herencia que su hijo tendría, a quién se parecería y en qué se convertiría, pero ahora, al tenerlo entre sus brazos, se dio cuenta de que nada de eso importaba, porque él era el ser más bello que jamás pudo existir.
—Te amo. —Continuó su novio con una tierna sonrisa.
—Y yo a ti.
Acercaron sus rostros y correspondieron un beso, lento y dulce, hasta que Nikolai comenzó a quejarse entre sus brazos y ambos se apartaron para mirarlo.
—Por supuesto que te amamos a ti. —Consoló Nathan tomando la mano de Nikolai, éste se aferró de inmediato a su dedo.
Comenzó a quejarse más, hasta que su pequeño llanto inundó la habitación. No sabía si era su amor de padre, pero incluso su llanto le parecía rítmico, suave y dulce.
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Un regalo sorpresa. [Agosto de mpreg]
Любовные романыComenzaban a adaptarse a una nueva etapa de sus vidas cuando se enteró de que tenían que cambiar de nuevo sus planes y prepararse para la llegada de un inesperado regalo de cumpleaños. Esta historia nace del evento "Agosto MPREG" creado por @ilitiaf...