Nikolai cumplió dos meses y tal como Hanna había dicho, las cosas estaban mejorando. Poco a poco se fueron acostumbrando al ritmo del bebé y ahora era sencillo mantener una rutina que les permitía funcionar como personas decentes, a pesar de que Hanna y Bianca habían regresado a Italia desde hacía un mes.
Por supuesto que seguían teniendo altibajos, pero era normal y lo solucionaban al final.
Sasha decidió tomarse un año sabático, no deseaba dejar el cuidado de su hijo a una niñera, sobre todo durante el primer año, pues no quería perderse ningún detalle de su crecimiento, ansiaba presenciar su desarrollo. Cuando se mantuviera sentado sin ayuda, al comenzar a gatear, sus primeros pasos, su primera papilla. Iba a estar presente en cada uno de esos eventos.
Nathan no solo apoyó su decisión, sino que hizo lo mismo: dejó su trabajo en la cafetería y en el estudio de tatuajes. Se dedicaría a atender solo su negocio, que para ese punto iba muy bien. Le tomaría tiempo hasta tener un nombre reconocido, pero no había prisa, tenían los ahorros necesarios para un par de años, Sasha sabía que el talento de Nathan hablaría por sí mismo y pronto tendría la agenda llena. Por ahora, dedicaría la mayoría de su tiempo a su familia.
Uno de los beneficios de que Nathan se quedara en casa es que él podía volver a preparar el almuerzo todos los días y no solo el fin de semana. Siempre había sido un excelente cocinero a comparación de Sasha y ese era un buen cambio para ellos. Sasha seguía preparando el desayuno, pues a Nathan le seguía costando trabajo despertar temprano y el menor no deseaba interrumpir su sueño.
No podía reprocharle nada, Sasha estaba acostumbrado a levantarse temprano, aunque solo hubiera dormido un par de horas, así que no le costaba hacerlo ahora y atender a Nikolai mientras su padre descansaba, además, esa noche fue su turno de levantarse cuando el bebé despertó por la madrugada. Necesitaba descansar.
Nikolai ya estaba más grande, o eso le parecía, y más regordete, lo veía en sus rosadas mejillas. Todavía dormía mucho, pero ahora se mantenía despierto por más tiempo y de vez en cuando lo recompensaba con hermosas sonrisas desdentabas cuando le hablaba muy cerca o le cantaba. No era un buen cantante como Nathan, pero ponía todo su amor en cada nota y Nikolai sabía eso.
—¿Preparamos waffles para papi? —murmuró mientras cambiaba el pañal a Nikolai y él balbuceó moviendo sus brazos.
Al final Nathan se había salido con la suya y se hicieron de varios pañales ecológicos con la promesa de que sería él quien tomaría la responsabilidad de lavarlos, pero al final ambos se hacían cargo de todo y eso incluía esa tarea, la que al final no fue tan desagradable como pensó.
Tomó a su bebé y con cuidado lo dejó sobre una manta en la alfombra, lo rodeó con todos los cojines de los que pudo disponer y jugó un momento con sus pies. Todavía no escuchaba su primera carcajada, pero estaba atento a ese momento.
Antes de levantarse para ir a la cocina, dejó un móvil sobre su pequeña cabeza para estimularlo un poco. No se atrevía a perderlo de vista cuando se encontraba despierto, mucho menos al saber que Nathan seguía dormido, así que, mientras preparaba la mezcla para los waffles, lo veía mover sus piernas y chupetear su puño, atento a los muchos colores frente a él. Podía escucharlo balbucear y eso le hacía sonreír.
En ese momento de paz reflexionó en el pasado. Nunca fue una persona de planear a futuro, cuando era un adolescente lo único que quería era viajar por el mundo y nada más, nunca pensó en si quería ir a la universidad o tener un novio, mucho menos en formar una familia, jamás se imaginó preparando el desayuno para su novio mientras escuchaba la dulce voz de su hijo, pero, sin lugar a dudas, no lo cambiaría por nada.
Cuando el desayuno estuvo listo regresó por Nikolai y con él en brazos caminó a la habitación. En cualquier otro día lo dejaría dormir hasta el atardecer, si era lo que quería, pero en esa ocasión no podía.
—Nathan. —Llamó con voz suave.
Él no tardó en despertar. Siempre fue de sueño muy pesado, sin embargo, desde que se enteró del embarazo, Sasha se dio cuenta de que eso había cambiado, era como si siempre se mantuviera alerta por si algo pasaba.
—Hey. Preparé el desayuno. —Anunció mientras él se incorporaba y extendía sus brazos para recibir a Nikolai en brazos. Sasha lo permitió.
—¿Qué hay de desayunar?
—Waffles.
—Excelente.
En la cocina, Sasha preparó los platos para ambos mientras Nathan jugaba un poco con su bebé. Jamás se cansaría de mirarlo sonreír de esa manera cuando estaba con él. Era una estampa enternecedora. No sabía si amaba más al padre o al novio.
Nathan se sentó frente a su plato e intentó comer todavía con el bebé en su pecho, pero era demasiado tosco, notaba cómo le costaba un poco hacer ambas cosas a la vez. Ambos se reían cuando un poco de su desayuno iba a parar al suelo cuando Nikolai se removía repentinamente.
—Es hora de comer para Nikolai también. —Explicó Sasha. Se levantó para tomar el cojín de lactancia del sofá donde lo había dejado esa mañana y después a su bebé.
Con manos expertas se sentó en el banquillo, colocó el cojín en sus piernas, apoyó a Nikolai con cuidado y lo animó a alimentarse. Se aseguró de que ambos se encontraran cómodos y continuó con su propio desayuno, fue cuando se dio cuenta que Nathan lo observaba muy atento.
—¿Pasa algo? —preguntó un poco confundido.
—No, es que eres todo un experto.
Sasha rio al sentirse halagado. Le gustaba saber que Nathan lo pensaba un padre competente. Todavía tenía sus inseguridades, pero se esforzaba cada día.
—Hanna me dijo que es un súper poder que se desarrolla con el tiempo. —Miró atento a Nikolai que no dejaba de verlo a él—. Pensé que bromeaba, pero ahora lo veo.
Nathan solo asintió con una enorme sonrisa, se miraron mutuamente por largo tiempo. Ambos con ese mismo sentimiento de calidez al estar participando en esa escena hogareña.
—Tienes una sesión hoy, ¿verdad? —preguntó Sasha cuando el desayuno se terminó.
—Si. —Estiró su espalda antes de levantarse de la barra, dispuesto a lavar los platos sucios—. Pero no me tomará más de tres horas, estaré aquí para la celebración.
—Más vale o Claire no te lo perdonará.
Ella se estaba tomando su papel de madrina muy en serio y había organizado una pequeña celebración para festejar los dos meses de Nikolai, lo había hecho el primer mes y no dudaban que lo hiciera hasta cumplir el primer año. Eran momentos que la pandilla estaba en casa y colmaban al bebé de atención, regalos y halagos.
No se quejaban, también ellos deseaban celebrarlo. El tiempo estaba pasando tan rápido que querían dejar recuerdos de cada instante.
ESTÁS LEYENDO
Un regalo sorpresa. [Agosto de mpreg]
Любовные романыComenzaban a adaptarse a una nueva etapa de sus vidas cuando se enteró de que tenían que cambiar de nuevo sus planes y prepararse para la llegada de un inesperado regalo de cumpleaños. Esta historia nace del evento "Agosto MPREG" creado por @ilitiaf...