Capítulo 9. Habitación del bebé

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El tercer trimestre en la universidad acababa de comenzar y Sasha se sentía cada vez más cansado. Dos semanas de vacaciones no habían sido suficiente descanso mental, mucho menos físico ahora que Nikolai crecía más y más con cada día.

Esa tarde, Claire y Johanna, amigas de Nathan y quienes se habían vuelto muy cercanas a él también, estaban en casa haciéndole compañía mientras su novio seguía en el trabajo. En las últimas semanas ellas lo acompañaban por las tardes al menos dos veces a la semana, hablaban del bebé y de lo que harían cuando naciera.

Con ellas pudo hablar de muchas cosas y aclarar sus ideas antes de comentarlas con Nathan, como la casa en la que vivían. Al final habían decidido permanecer en ese apartamento, no necesitaban uno más grande los primeros años, el bebé podía dormir con ellos en la habitación.

También hicieron planes para ir de compras y conseguir lo necesario para el bebé, una cuna, un cambiador, pañales y ropa. Lo que más le emocionaba era comprar ropa para su hijo, sería el bebé con más estilo en toda la ciudad, él se encargaría de eso. Sin embargo, todavía no habían podido ir de compras, Nathan le decía que todavía tenían tiempo suficiente y su madre lo apoyaba en ello.

Le había dicho que tenía que esperar hasta el último mes para saber el tamaño y peso del bebé. Se suponía que eso era importante antes de comprar la cuna y especialmente la ropa, y le creía, ella era la de la experiencia, después de todo había tenido dos hijos ya.

Aunque no podía contener el deseo de entrar a cuanta tienda de bebé encontraba de camino a casa y mirar todo a detalle. Nathan lo sabía y le gustaba escuchar cuando le platicaba sobre alguna cuna que le gustara, mesedoras, juguetes, todo se lo contaba. Su novio hacía lo mismo de vez en cuando y lo habían hecho juntos un par de veces, no podían comprar todavía, pero ya habían tomado un par de decisiones al respecto.

—¿Ya tienen fecha para la fiesta del bebé? —preguntó Claire mientras servía botanas—. El parto se está acercando.

—Faltan dos meses, Claire. —Regañó Johanna con una enorme sonrisa.

Ellas seguían juntas después de cuatro años, incluso se habían comprometido hacía un par de meses, pero no habían establecido una fecha para la boda. Esperaba que fuera en una fecha en la que pudiera disfrutar de la fiesta, antes de que su vientre se abultara más o un par de meses después del parto, deseaba acompañarlas.

—Tenemos un mes para prepararnos. —Continuó a pesar de todo. Ella seguía siendo la misma mujer animada y positiva que conoció—. Necesitamos comenzar a organizar todo.

—Con "comenzar a organizar" quieres decir que ya tienes todo planeado, ¿verdad? —cuestionó Sasha con una gran sonrisa.

Claire respondió mostrando sus dientes con el mismo gesto al ser atrapada en su travesura. La verdad no le molestaba, cuando ella comenzó a preguntar al respecto, Sasha se imaginó que haría algo parecido, además no había mejor persona para planear ese evento, después de todo ella amaba hacerlo.

—Te prometo que será algo sencillo. —Aseguró sacando una pequeña libreta de su bolso—. No más de cien personas. Los chicos de la pandilla ya están advertidos, así que traerán los mejores regalos para el primer hijo del jefe.

Sasha rio divertido, aunque asustado por la cantidad de personas consideradas. Aunque Nathan ya no era el jefe delante del grupo, seguía siendo el rostro frente a las donaciones o trabajos de caridad, y los miembros más antiguos seguían teniéndole mucho respeto y aprecio, lo que contagiaban a los miembros más jóvenes.

—Cien personas son demasiado. —Señaló Johanna.

—Son lo justo. —Defendió la rubia—. Miembros de la pandilla y sus parejas, la familia de Sasha, la familia de Nathan, mi hermano y...

Un regalo sorpresa. [Agosto de mpreg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora