Algo de lo que nadie advirtió a Sasha antes de embarazarse era lo mucho que iba a extrañar dormir boca abajo. No pudo hacerlo incluso por varias semanas después del parto y ahora se había convertido en su posición favorita al descansar. Aunque durante algunas noches no podía tener ese sueño reparador tanto como quisiera y no solo por la lactancia nocturna.
Esa noche, poco antes de las doce, escucharon el llanto estridente del bebé desde su habitación. Habían mudado su cuna y ya no se encontraba junto a ellos, pero tenían un monitor para vigilarlo.
Ambos se pusieron de pie. Ese llanto no era porque tuviera hambre, habían aprendido a identificar cuando pedía alimento, un cambio de pañal o un mimo, pero esta vez era un lamento por algún dolor que lo aquejaba. Lo comprobaron al llegar junto a él y descubrirlo encogiendo sus piernas.
—Tiene cólicos. —Explicó Nathan tomándolo en brazos antes de que Sasha pudiera hacerlo.
Habían pedido recomendaciones al pediatra, a Hanna y a sus amigos, tampoco era la primera vez que pasaba así que ya tenían una idea de lo que debían hacer, pero escuchar su llanto de dolor seguía siendo muy duro.
—No lo haces bien. —Acusó Sasha mientras lo veía golpear suavemente su espalda para sacar sus gases.
Nathan siguió su indicación y lo pasó al hombro contrario, aunque hizo exactamente el mismo movimiento. Sabían que estaba sano, la primera vez que sucedió, al ver que no se tranquilizaba, fueron a urgencias con el temor de que algo estuviera mal, sin embargo, solo les dijeron que eran cólicos y que era normal durante los primeros meses de su bebé. Les dieron algunas indicaciones y los regresaron a casa. Para ellos sonaba muy sencillo, pero era terrible escuchar el dolor de su hijo y no poder hacer más que mecerlo y masajear esperando que eso funcionara.
—Tal vez tenga hambre. —Comentó el menor, aunque no se encontraba muy convencido de ello.
—No lo sé. —Dudó Nathan apretando los labios—. ¿Quieres intentarlo?
Asintió. Quería intentar todo, no soportaba escucharlo llorar de esa manera. Así que se sentó en la mecedora y su novio lo dejó en su pecho, pero fue en vano, Nikolai ignoraba el pezón y gritaba con el rostro cada vez más rojo.
—Por favor, Nikolai. —Rogó Sasha cuando sus ojos comenzaban a humedecerse.
No le exasperaba su llanto, no era que deseaba silencio para dormir toda la noche. Se sentía frustrado por no conseguir aliviar su dolor. No importaba que tan "normal" era eso, algo deberían poder hacer, algún medicamento, terapia, lo que fuera que le ahorrara ese malestar.
Siguieron meciéndolo, alternándose entre uno y otro cuando su frustración ganaba y necesitaban ayudar. Poco más de dos horas después el llanto fue cada vez menos lastimero, hasta que solo emitía un par de sollozos.
—Se está quedando dormido. —Susurró Sasha.
Nathan lo arrullaba en sus brazos y Sasha los observaba desde muy cerca. Sentía que su corazón se encogía cuando veía sus pestañas húmedas.
—Finalmente. —Suspiró el mayor al momento de acariciar su pequeña espalda.
Sasha rodeó su cintura con sus brazos y apoyó su mejilla en su pecho. Serían semanas muy largas hasta que esos episodios desaparecieran.
Cuando estuvieron seguros de que ya se encontraba bien, con dulzura volvieron a recostarlo sobre las mantas, no sin antes colmarlo de besos y caricias. Se aseguraron de dejarlo bien abrigado y salieron de la habitación directo a la cocina.
—Serán semanas muy largas. —Se quejó Sasha. Se suponía que esos malestares se debían a su sistema digestivo un poco inmaduro, así que los cólicos desaparecerían al tercer mes y de verdad esperaba que sucediera.
—Son las dos. —Anunció Nathan dejando caer todo su peso sobre el sofá.
—No tienes cliente programado para hoy, ¿verdad? —cuestionó y tomó lugar a su lado. Nathan aprovechó esto y apoyó su cabeza en las piernas de su novio, quien no demoró en acariciar su cabello con sus finos dedos.
—No, tampoco mañana.
El menor asintió y cerró sus ojos. Estaba exhausto, pero seguía un poco nervioso, así que no lograría dormir. Prefería quedarse a conversar un momento con él.
—Oye. —Abrió los ojos al recordar algo de pronto—. Ya es treinta y uno.
Miró a su novio y él abrió sus ojos también y amplió su sonrisa. Incluso él lo había olvidado.
—Feliz cumpleaños. —Murmuró al acariciar sus mejillas con delicadeza.
Nathan no tardó en incorporarse pues quería un beso de cumpleaños. A pesar de estar extenuados fue tan apasionado como siempre. Desde el nacimiento de Nikolai no habían tenido tiempo para esos momentos, mucho menos la energía para tener más intimidad que eso, pero no era algo que los molestara, porque se demostraban su amor de muchas otras formas además del sexo.
Cuando el beso terminó unieron sus frentes y quedaron en silencio, ambos con una sonrisa en el rostro hasta que Nathan comenzó a reír.
—¿Qué sucede? —preguntó Sasha.
—Recordé que hace exactamente un año Nikolai fue concebido.
Sasha sintió que su rostro volvía a enrojecer, pero sonrió por su broma, a pesar de todo. Se apartó un poco con el ceño fruncido y negó con un suspiro.
—¿Cada cumpleaños vas a mencionar eso? —espetó arqueando una ceja.
—No. —Negó dándole un cortó beso en los labios—. Solo los próximos cinco o seis.
Sasha soltó una risita y se incorporó cuando Nathan le animó a hacerlo. Ahora que estaban más tranquilos podían volver a la cama.
—Procura que Nikolai no te escuche.
—Da igual. —Se burló. Pasó un brazo sobre los hombros de su novio y lo guio hasta la cama—. Si es tan bueno como tú con las matemáticas, lo descubrirá tarde o temprano.
Sasha suspiró y se dio la vuelta para compartir otro beso con él, frente a la cama. Estaba agotado, pero lo deseaba igual y había pasado tanto tiempo que la simple caricia de sus dedos paseándose por su espalda provocaron escalofríos en todo su cuerpo.
—¿Quieres? —preguntó Nathan con voz ronca.
Asintió. Habían hecho el amor en cada cumpleaños desde que tenían una relación y esa noche no sería la excepción. O eso pensaron, pues el cansancio los hizo dormir apenas sus cabezas tocaron la almohada.
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Un regalo sorpresa. [Agosto de mpreg]
RomanceComenzaban a adaptarse a una nueva etapa de sus vidas cuando se enteró de que tenían que cambiar de nuevo sus planes y prepararse para la llegada de un inesperado regalo de cumpleaños. Esta historia nace del evento "Agosto MPREG" creado por @ilitiaf...