Lejos de lo que pensó, cayó rendido en cuanto su cabeza tocó la almohada. Unió la cuna de Nikolai a la cama y tomó su manita entre sus dedos, al sentir su calor durmió plácidamente. Todavía no se armaba de valor para dormir con él en la cama, pero siempre quería tenerlo cerca.
No soñó, fue un sueño reparador y al abrir los ojos descubrió que ya estaba atardeciendo. Nervioso se incorporó para buscar a Nikolai, por un segundo se preocupó al descubrir que no estaba en la cuna, ni siquiera en la habitación, incluso olvidó la incomodidad de la cicatriz en su vientre, hasta que escuchó la voz de Nathan en la sala al conversar con su madre y Bianca.
Su corazón volvió a encogerse al recordar lo que pasó esa mañana y no se atrevió a salir de la habitación todavía. No entendía lo que estaban conversando y le avergonzaba pensar que Hanna le contaba lo que platicaron hacía un rato.
Apretó los labios y respiró profundo para armarse de valor. No sabía si Nathan estaba molesto o no con sus acciones de esa mañana, pero su consciencia pesaba demasiado y le revolvía el estómago. No salió sino hasta que pudo calmar un poco sus emociones y lo hizo lentamente, sintió la mirada de los tres cuando se quedó de pie en el umbral de la puerta.
Bianca y Hanna se encontraban sentadas en la barra de la cocina bebiendo un poco de café, mientras Nathan estaba de pie meciendo a Nikolai en sus brazos. Se veía incluso más alto y grande cuando lo tenía entre sus brazos.
—Hey. —Saludó a Nathan con voz tímida.
—Hey. —Respondió él con una sonrisa tranquila.
Sasha sonrió de vuelta. Comprendió con eso que todo estaba bien entre ellos.
—Entonces ya nos vamos. —Dijo Hanna de pronto al ponerse de pie.
—¿S-se van? —preguntó Sasha nervioso.
—Sí, vamos por un poco de despensa. —Explicó Bianca con su dulce voz—. Volveremos en una o dos horas.
Sasha casi suspiro de alivio, por un segundo temió que ellas volvieran a Italia en un momento tan incómodo. Sabía que no podían quedarse para siempre, aunque eso quisieran, pero Hanna tenía razón cuando dijo que necesitaba ayuda. Esa pequeña siesta había sido muy buena.
—De acuerdo, mamá. —Dijo Nathan—. Tengan cuidado.
Sasha se despidió de ellas con una sonrisa y cuando se encontraron ellos solos de nuevo hubo un silencio incómodo. No sabía cómo disculparse, lo había hecho tantas veces en los últimos días que se sentía avergonzado.
Nathan sonreía al bebé y le hacía mimos mientras Nikolai solo lo miraba con esos ojos enormes y grises.
—¿Ya comió? —preguntó después de un rato.
—No, mamá me pedía que te despertara, pero como no lo ha pedido, pensaba dejarte dormir un poco más.
Sasha asintió y se acercó a ellos para tomarlo en brazos. El médico dijo que debía ser cada tres horas y no deseaba que Nikolai pasara hambre, así que se sentó en el sofá y descubrió su pecho. Su hijo no demoró en comer y él sonrió por eso. Al menos en eso no había fallado, lejos de lo que pensó, su cuerpo estaba produciendo suficiente leche para alimentarlo adecuadamente sin necesidad de usar fórmula.
Cuando Nathan se sentó a su lado, muy cerca de él, aunque no dijo una palabra, supo que no estaba molesto, eso le hizo sentir de nuevo un nudo en la garganta.
Levantó el rostro y lo observó, él estaba mirándolo fijamente mientras daba de comer a su hijo. Tenía esa sonrisa tan hermosa en el rostro. No merecía que lo amara.
—También te amo. Con toda el alma. —Susurró con voz nasal. Era eso lo que tenía que decirle esa mañana cuando salió de casa, no ignorarlo y esconderse en la habitación con Nikolai solo por un tonto café.
—Lo sé. —Respondió él con una sonrisa.
—Lamento ser tan fastidioso.
—No lo eres, ¿está bien?
—No, no está bien. —Negó, aunque se dejó hacer cuando lo acurrucó contra su pecho—. No quiero desquitar mi frustración contigo, no es correcto y no quiero que nuestra relación se convierta en eso.
—Estamos cansados y estresados, es todo, pero te respeto y sé que tú me respetas a mí.
—No es una excusa. —Continuó mirando a Nikolai.
—Te exiges demasiado. —Suspiró después de un rato—. Siempre lo haces. Quieres ser el novio y el padre perfecto, eso es imposible y no espero que lo seas.
—Tú eres perfecto. —Replicó frunciendo el ceño.
—El amor te ciega. —Se burló al regalarle un beso en la frente—. Pero estoy lejos de serlo.
—Entonces, ¿tú no me amas lo suficiente para creer que soy perfecto? —Continuó bromeando con una pequeña sonrisa y se alegró de que tuviera el efecto deseado al ver a Nathan soltar una pequeña risa—. Yo solo quiero merecerte. —Explicó bajando la voz—. Merecerme a Nikolai, a nuestra familia, pero solo arruino todo.
—No arruinas nada. —Se apresuró a decir antes de que continuara—. Todos tenemos días malos y si vamos a juzgarnos o reprocharnos por eso, no llegaremos a ningún lado. No tienes que hacer algo para "merecerme", Sasha.
—Yo quiero hacerte feliz.
—Ya soy feliz. —Rio mientras negaba—. Una pequeña discusión de la que nadie tiene culpa no va a cambiar eso. Mi amor es absoluto y fuerte, sin condiciones ni justificaciones.
—¿De verdad? —preguntó sonriendo.
—Después de cinco años y un bebé, ¿todavía lo dudas?
—No es eso. —Respondió al cerrar sus ojos para acurrucarse mejor—. Pero soy tan feliz desde que te conocí que siento que tengo que hacer algo para compensarlo.
—Ya lo compensas, mi Sasha. —Continuó con un susurro—. Así que deja de exigirte y de intentar hacer más de lo que puedes, me tienes a mí. Mi madre y hermana están aquí, todos lo haremos juntos.
Asintió. Hanna le había dicho lo mismo y quizás tenían razón. Nikolai se quedó dormido mientras tanto y Sasha miró su pequeña boca, quedó un poco abierta después de interrumpir la succión con su sueño. Se veía hermoso. Todavía sentía que debía esforzarse mucho, la crianza de un bebé no era fácil y no debía descuidarse, pero con su apoyo las cosas serían más fáciles.
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Un regalo sorpresa. [Agosto de mpreg]
Любовные романыComenzaban a adaptarse a una nueva etapa de sus vidas cuando se enteró de que tenían que cambiar de nuevo sus planes y prepararse para la llegada de un inesperado regalo de cumpleaños. Esta historia nace del evento "Agosto MPREG" creado por @ilitiaf...