Capitulo 24

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Alec esperaba a Isabelle y Jace en la habitación de Clary mirando el cuarto con frustración, especialmente la puerta color lavanda, la fulminaba de tal manera, como si ella hubiera sido la culpable de que se llevaran a Clary y Simon. Jace entro a la habitación como un tornado, deteniéndose delante de Alec con ferocidad.

—¿Dónde está ella? ¿Dónde está Clary? —exigió con voz dura.

—La secuestraron.

—Que dices ¿Qué paso? —pregunto Isabelle con preocupación.

—Era tu trabajo cuidar de ella —reprocho Jace.

—Crees que no lo se. —respondió Alec con dureza mirando a Jace con enojo.

—Tal vez tu madre tenía razón y no eres lo suficientemente bueno.

—¡Jace! —grito Isabelle. 

Alec arrugo la nariz con ira y apretando los dientes respondió:

—Si no fuera por mí, tú ya estarías muerto desde hace años por tu imprudencia. No hice nada que, no allá hecho en el pasado, la protegí.

—Y la perdiste.

—Ya basta, ambos. —Isabelle se colocó en medio de los dos, mirando a cada uno con dureza.

Alec miro a su hermana, relajándose con su rostro.

—Clary, yo y Simon vinimos aquí creyendo que encontraríamos respuestas de la copa, los deje en esta habitación en lo que yo aseguraba el perímetro. Nos dividieron, me distrajeron mientras se la llevaban junto con el mundano.

—¿El mundano estuvo aquí?

—¿Simon también se fue? —la mirada de Isabelle era de preocupación. Se había encariñado con el mundano.

—Se fueron en un auto sin placas —prosiguió Alec, ignorando ambas preguntas.

—¿Qué hiciste Alec? —demando Jace con decepción.

Jace salió de la habitación hecho una furia. Alec encontraba molesta la actitud de su parabatai, después de todo este tiempo, como se atrevía a decirle tales palabras ¿Qué no era bueno? Bufo, era bueno, que no fuera imprudente y prefiriera pensar antes de actuar no lo hacía débil como su madre tantas veces le gustaba recordarle.

Isabelle se quedó mirando a su hermano, había algo en la mirada de Alec, algo había cambiado, no era el mismo. Ahora parecía que su hermano quería explotar en cualquier momento, era emocional, algo de lo cual su hermano había entrenado con ferocidad para controlar ¿Por qué ahora, después de todo lo que han pasado, sus emociones se manifestaban? No tenía una respuesta clara. Ignorando la mirada crítica de su hermana, Alec tomo la mochila de Clary y siguió al iracundo de su parabatai.

—¡Maldición! No aparece. —susurro Jace con desesperanza. 

Se había llevado un dibujo calcinado de la habitación de Clary, con la esperanza de usar la runa de rastreo. Pero no servía, había algo que lo bloqueaba.

—Puedes decirme que estás haciendo —demando Alec detrás de Jace.

—¿Que parece que estoy haciendo?, trato de rastrearla.

—¿Con un dibujo que esta calcinado? Sabes que eso no funcionara.

—¿Tienes una mejor idea?

—Si, no te llame para que me ayudaras a encontrarla, sé que se la llevaron los lobos, tengo el medio para encontrarla, pero sé que no podré sacar a Clary y al mundano yo solo, por eso los llame, por eso están aquí.

MERCY (Libro 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora