Capitulo 32

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El estridente sonido de una alerta, sobresalto a todos. Todos corrieron hacia las computadoras verificando que había activado la alarma. No había un ejército afuera, ni actividad demoniaca a los alrededores o debajo del instituto. Solo el extraño punto al suroeste que entraba y salía del perímetro. Dando círculos como un trompo. Jace entrecerró los ojos acercando su rostro a la computadora.

—Hay algo fuera del perímetro.

—Te lo dije. —murmuro Alec cerca de Jace.

Jace apretó los labios y arrugando la nariz con fastidio.

—¡No lo digas! —exclamo entre dientes.

—¿Qué pasa? —pegunto Clary acercándose también a la computadora, colocando inconscientemente su mano en el brazo de Alec.

—Parece que alguien trata de entrar. —respondió Alec.

—Muy bien. —Robert elevo la voz con autoridad llamando la atención de todos. Volviendo silenciosa la sala de nuevo. Miro a un grupo de cazadores cerca de la sala de entrenamiento—. Ustedes cuatro protegerán la copa en la sala de entrenamiento, hasta atrás. —el grupo asintió moviéndose con rapidez. Robert miro al grupo a lado de ellos—. Ustedes se colocarán en las puertas traseras, Maryse ve con ellos. —la mujer miro con odio a Robert. Pero sin decir una sola palabra, giro sobre si, caminando con rapidez, haciendo sonar ruidosamente sus tacones en el mármol—. Ustedes irán enfrente, quiero ese portal sellado—. Un sonoro <<sí señor>> sobresalto a Clary—. Alec, ve con tu equipo a ver quién es.

—Si padre. —Alec extrajo de su chaqueta una espada serafín pasándosela a Clary. Jace retrajo su mano al pensar que era para él. Apretó su mano un momento antes de sacar una de su chaqueta. Alec, Isabelle y Jace sacaron su estela aplicándose con rapidez runas para combate. La sala se inundó con rapidez con el singular olor de carne quemada. Clary se aplicó las únicas que sabia con un poco de torpeza. Sintió que su brazo era tomado por una fuerte mano. Siseo con dolor al sentir como se grababan nuevas runas en sus brazos, volteo la mirada con dolor.

Estaba a nada de maldecir al que le aplicaba runas sin aviso. Pero solo se limitó a apretar los labios mientras miraba el rostro concentrado de Alec. Fruncía el entrecejo y pudo notar a la distancia en la que estaban, la punta de la lengua de Alec, apretada sobre esos carnosos labios. Clary sacudió su cabeza borrando esos pensamientos. Estaba a punto de combatir y solo podía pensar en lo tierno que se veía Alec. Alec se movía con rapidez aplicándole runas, el dolor era insoportable. Se quedo como estatua al sentir la punta de los dedos de Alec tocar su cuello. Su cabello fue lanzado hacia atrás. Sintió la runa iratze calentándose y el ardiente dolor en sus brazos desaparecer. Sintió la respiración de Alec sobre su mejilla. Movió sus ojos hacia su dirección, perdiéndose en el hermoso mar.

—Andando. —murmuro Alec, alejándose de ella. Caminado con rapidez hacia la salida. Jace e Isabelle lo siguieron enseguida. Robert se colocó detrás de Clary con una pequeña sonrisa en los labios, casi inexistente.

—Suerte afuera, señorita Morgenstern —deseo, palmeando el hombro de Clary antes de correr a la sala de entrenamiento con espada en mano.

Clary miro al señor Lightwood unos segundos. Antes de correr hacia los chicos que ya estaban saliendo del instituto.

Caminaron hacia el lado sur del instituto. Mirando al rededor y sobre las cornisas del instituto esperando ver a miembros del círculo, repudiados o incluso demonios. Pero para desconcierto y preocupación de todos, todo estaba despejado y sumamente silencioso. Clary maldecía en su mente los grillos que se hacían notar dando su singular cancion cuando pasaban cerca de ellos. Por un segundo casi efímero Clary se preguntó si era su forma malvada de reírse de ella al ver que su cancion la sacaba de los nervios.

MERCY (Libro 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora