Capitulo 37

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ESPECIAL CALENDARIO DE ADVIENTO. DÍA 1


Alec y Clary miraban a Isabelle dar vueltas por la habitación despotricando a veces en gritos, gruñidos o susurros lo que había pasado en la sala de informática. Clary se encontraba inmóvil, cual resorte estirado después de que Isabelle le gritara que pusiera atención y dejara de distraerse mirando a su hermano. Alec por el contrario miraba a Isabelle con frialdad, su mente se encontraba dividida entre lo que decía su hermana y mirando de reojo a Clary, cada vez que la veía una sutil sonrisa quería brotar de sus labios al verla tan concentrada, escuchando por la conexión de las pulseras, en un susurro lejano detrás de su cabeza la voz de Clary: <<No mires a Alec. No mires a Alec>> sería mucho más divertido que ella se atreviera a mirarlo atrapándola en el acto para admirar su dulce sonrojo.

—¡Ella llamo a Meliorn y lo arresto! Luego actuó como si no pudiera hacer nada.

—Dijiste que la clave dio la orden, no ella.

Isabelle paro de caminar mirando a Clary con profundidad.

—No estoy segura Clary.

Clary retrocedió al ver la mirada salvaje de Isabelle, acercándose, de forma inconsciente, hacia Alec. Alec regaño a su hermana con la mirada, aunque era su singular expresión dura cuando hacían algo incorrecto, Alec alabo a su hermana en lo más profundo de su mente por su acto. Isabelle solo se encogió de hombros, cruzándose de brazos por el sutil y severo regaño de su hermano.

El silencio comenzó a consumir la habitación, aprovechando la incomodidad y aturdimiento del silencio Alec se colocó junto a Clary, con lentitud y un poco de miedo en los ojos, acerco su mano para rodear la cintura de Clary, retrayéndola detrás de su cuerpo cuando la puerta de su habitación fue abierta abruptamente. Alec elevo una de sus pobladas cejas el ver todos los bocadillos que traía su parabatai entre sus brazos. Recorrido a Jace con la mirada descubriendo más en los bolsillos en su pantalón y chaqueta. Alec cerró los ojos con cansancio sobando el puente de su nariz al pensar si su querido parabatai tenía escondido más bocadillos en sus calcetas como lo había hecho a sus quince años.

—Acabó de hablar con Robert y Maryse. Serán envidado de nuevo a Idris. —comento Jace masticando una galleta, mientras dejaba los bocadillos de sus brazos en el escritorio de Alec.

—¿Que? —exclamo Isabelle, mirando a Jace con incredulidad.

—Si.

—Otra orden de Lydia. —siseo Isabelle mirando con reproche a Alec.

Jace miro a su hermana con el ceño fruncido.

—¿Porque tendría que ser orden de ella?

—Lydia ahora está a cargo del instituto. —informo Isabelle con expresión malhumorada.

Jace miro a Alec con asombro, exigiendo una explicación con la mirada.

—¿Que ella que?

—Temporalmente. —aseguro Alec con calma.

—Y ahora convenció a la clave de que nuestros padres no hacen su trabajo. —gruño Isabelle cruzándose de brazos.

—No creo que sea por eso.

—¡Entonces que Alec! —exigió Isabelle con molestia.

—Yo... —Alec cerró los ojos dándoles la espalda, colocando sus manos en su cadera—, maldición.

Jace dio un paso hacia Alec, sintiendo las emociones conflictivas a través de su runa parabatai, pero la más impactante fue la culpa que comenzaba a carcomer a Alec.

MERCY (Libro 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora