Capitulo 50

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Cuando la luna estaba en su punto más alto, iluminando tenuemente el Jade Wolf, y la cabeza de Jace se inclinaba peligrosamente hacia la izquierda, las puertas se abrieron de golpe, la pequeña campana que alertaba de un nuevo cliente casi salió volando. Jace despertó de golpe, cayendo al piso en un ruido sordo, llevándose la silla consigo. Clary y Luke miraron al cazador de sombras con sorpresa, se miraron a los ojos y regresaron su vista hacia Jace, quien se levantaba soltando un quejido lastimero.

Michael atravesó las puertas de la cocina cuando Jace los saludaba. Luke le regalo una sonrisa al ver un mejor semblante en el cazador de sombras. Los cuatro se acomodaron en una mesa y Luke comenzó a contarles cómo llegaron a la isla Roosevelt. Clary miró a Michael y Jace de hito en hito, después de que el cazador se diera un merecido baño, y se allá cortado la barba y el cabello, notaba una similitud entre ellos, pero no lo suficiente, tal vez entre un tío y sobrino, entrecerró los ojos, desconfiada del parentesco del hombre con Jace.

Pueda que no sea su padre —pensó Clary, esperanzada antes de fruncir el entrecejo—, pero Jace lo reconoció.

Se cruzó de brazos, confundida. La inquietante sensación de peligro parecía haberse incrementado con la restaurada salud del hombre. Unas fantasmales agujas comenzaron a picotearla en la nuca, trasladándose al cuello, provocándole una expresión fastidiada.

—¿Te encuentras bien Clary? —preguntó Michael con semblante preocupado.

Luke dejó de hablar volteando hacia Clary, quien tenía la mirada clavada en la de Michael. Clary entrecerró los ojos, viendo la expresión sarcástica y soberbia oculta en la pobre fachada de preocupación del hombre. Chasqueó la boca.

—¿Clary? —reprendió Luke, sutil.

Clary volvió su mirada hacia Luke, enojada también con su tutor, sin poder entender cómo es que Luke no se daba cuenta de lo falso y peligroso que era Michael Wayland ¿es que acaso sus instintos de lobo no funcionaban correctamente? ¿es necesario traer un perro de verdad para que le ladrara al hombre y demostrara su punto? Clary lamentó que Alec no estuviera aquí con ellos, segura de que él si notaria lo peligroso que era el hombre.

—Estoy bien. —gruñó.

—Pues no luces bien.

Clary no quería más problemas con Luke y no quería empezarlas también con Jace al demostrar su desconfianza con el escalofriante Wayland. Una idea sencilla y siniestra para los hombres a su alrededor paso por su mente, que la hizo sonreír para sus adentros. Enfurruñándose en su asiento, exclamó:

—Tu tampoco te verías bien si hay sangre saliendo de tu vagina Luke ¡Tengo mi periodo! ¿Qué esperas? ¿Qué salte de felicidad y sonría todo el tiempo cuando punzantes calambres atrofian mis caderas?

Luke carraspeó, incomodo, desviando su mirada al suelo. Jace ocultó su risa en un falso ahogo. Michael, por el contrario, se quedó estático en su lugar, la sangre abandonó su rostro, sus ojos se habían abierto, paralizándose en su lugar. Clary se removió en su lugar, preguntándose si comenzaba a volverse loca ante la insufrible sensación de agujas en su piel, pero podía jurar que escuchaba la risa de Alec en su cabeza.

—No, claro que no —dijo Luke después de recomponerse. Clary ocultó su sonrisa, mirándolo con un puchero y los brazos cruzados.

—Por suerte yo críe a Jace —murmuró Michael por lo bajo, volviendo a tener color en su rostro. Luke sonrió con nerviosismo, lanzándole una mirada a Michael, quien sonrió de lado, divertido, al captar el desesperado grito de cambio en su mirada.

—Debemos ir esta noche a Renwick. —propuso Luke, matando el incomodo silencio.

Jace y Michael lo miraron con sorpresa, Clary, sin en cambio, lo miró escandalizada.

MERCY (Libro 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora