El usual silencioso instituto de Nueva York, el cual en Idris (ciudad de los nefilim mejor conocidos como cazadores de sombras) encontraba como lugar vacacional por sus simples y monótonas misiones se encontraba hecho un caos, las luces de emergencia y alerta no dejaban de parpadear desde la mañana. Cuatro equipos habían sido desplazados esa misma tarde asignados en búsqueda y captura para obtener información de porque los demonios estaban drenando sangre de mundanos hasta la muerte.
Era un problema para el instituto, la muerte de los mundanos había estado ocurriendo por dos semanas, y fue solo esta misma mañana que el instituto tuvo conocimiento de estas. Si la clave se enteraba de esto y pensaba que el instituto de Nueva York no era eficiente en su trabajo, mandarían a un supervisor o a un nuevo jefe de instituto, eso no era nada bueno para ninguno de los cazadores que vivían en el instituto. Especialmente para Alexander, Isabelle y Jace, hijos de los actuales jefes del instituto.
Las muertes de los mundanos ya habían llamado la atención de la policía mundana y los noticieros, si el problema se hacía más grande y no atrapaban pronto a los culpables todo cambiaria, para todos ellos. Mientras tanto dos equipos se habían infiltrado en la policía con la esperanza de frenar un poco las investigaciones y averiguar lo que habían estado ignorando. Tampoco podían culparlos tanto, su misión era capturar todo lo sobrenatural, y aunque eso implicaba a los mundanos, no podían estar al pendiente de todo lo que les ocurría, la muerte de un mundano en un callejón puede resultar en que su asesino es solo otro simple mundano.
Enfocarse siempre en ellos podia distraerlos de su principal objetivo: impedir que los demonios tomen la tierra terrenal, y a su vez proteger a los mundanos del conocimiento del mundo de las sombras, no podían perder el tiempo y recursos protegiendo a los mundanos de sí mismos. Y aunque no siempre fue así, ahora los mundanos se sienten tan a salvo sobre el mundo de las sombras, para olvidarse de su existencia y creyendo que son simples mitos.
—Isabelle vámonos, ahora.
Alec esperaba a su hermana en el pasillo afuera de su habitación, la cual se encontraba enfrente de la de ella. Isabelle no se podía decidir entre una peluca color rubio platinado y una azul, las dos eran hermosas y cautivadoras a su parecer. Al final se decidió por la peluca color rubio platino con un corte corto hasta los hombros, salió de su cuarto con un corto vestido de cuero color blanco de dos piezas y altas botas blancas peinando la peluca rubia encontrándose con su hermano en el pasillo, fastidiado.
—¿Es enserio? — reprimió Alec por cómo estaba su hermana vestida, mientras caminaban a la sala de investigación en busca de Jace para partir (al fin) a su misión.
—Que te puedo decir, los demonios aman a las rubias — dijo restándole importancia Isabelle con una sonrisa en la cara.
—Claro que sí, pero eso es blanco — señalo con brusquedad.
—Platino —corrigió Isabelle sin poder creer que su hermano no pudiera distinguir el color— y no les gusta exactamente Shakespeare ¿Está bien Alec?
—Ya atraes bastante la atención –hablo con indiferencia.
—Se tú mismo, ¿Es lo que tratas de decir? —dijo con diversión Isabelle.
—Olvídalo, te ves bien vámonos —dijo con un tono más relajado temiendo que su hermana regresara a su cuarto a cambiarse.
Entraron a la sala de investigación encontrando a Jace en frente de una de las pantallas buscando algo en el mapa de la ciudad.
—Estamos listos Jace — hablo Isabelle llamando su atención. Jace los volteo a ver y sonrió.
—Buena elección izzy —alabo Jace— los demonios aman a las rubias.
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MERCY (Libro 3)
FanfictionClary entra en un mundo en el que jamás en sus locos sueños creyó que existiera, aventuras sorprendentes y aterradoras le esperan pero no todo será perfecto en su viaje a ser una Shadowhunter... un amor traicionero ...