Alexander.
Luego de lo que mi padre me dijo lo de Alejandro le conté a Víctor para ver si sabía de algún investigador para dar con el señor Antonio Rojas, llegó a la empresa y ya Mónica está en su escritorio y recuerdo que le debo una disculpa.
— Buenos días señor hoffman.- me dice sería.
— Buenos días señorita Coleman porfavor venga a mi oficina.- camino dejo mis cosas y me siento.— Mónica quiero pedirte una disculpa por lo que pasó el viernes, no debí de tratarte como lo hice, quiero que me perdones por haberte hablado como lo hice, cuando tú solamente intentabas ayudarme.- ella suspira.
— Si no debió de tratarme así, pero también fue mi culpa no debí de haber ido a su departamento.- niego.
— No no, Mónica no diga eso, mire se que desde que empeze a trabajar aquí no la he tratado como debería y me disculpo por eso también, y si usted no hubiera ido ese día, seguramente estaría muerto.- y no exagero, hubiera sufrido un coma etílico.
— Está bien señor hoffman lo disculpo.- ruedo los ojos porque se que no es sincera.
— Gracias, bueno aclarado eso, ¿dígame qué tengo para hoy?.- tengo que ocupar mi mente en algo más.
— Tiene dos reuniones hoy, una a las 2 con los inversionistas alemanes y a las 4 con los chinos, ya le hable al traductor lo esperara en el restaurante.- asiento.
— Usted también prepárese que me va a acompañar.- frunce el ceño.
—¿Yo? pero nunca he ido a esas reuniones, ¿y como para que quiere que vaya?.- sonrió.
— Pues cómo mi asistente debe de tomar notas, ¿además usted habla inglés no?.- ella asiente.
— Pues bien con más razón tiene que acompañarme a las reuniones de ahora en adelante.- se encoge de hombros.— Bien, bueno voy a revisar los documentos que vamos a llevar.- asiento y sale de la oficina.
Mónica.
Una vez que salgo de la oficina me ponga a revisar los documentos que debemos de llevar para las reuniones, y ahora tendré que ir a esas estúpidas reuniones con eso estirados que son los socios de mi jefe, dios tendré que poner de mi parte para no decir nada impropio, escucho el timbre del ascensor y sale Laura pero no viene sola viene con una señora.
— Mónica ella es la señora hoffman la mamá del jefe y pide hablar con el.- la señora me mira mal, frunso el ceño
— Buenos días señora hoffman ahora le comunico a mi jefe que está aquí.- me levanto para ir a la oficina de mi jefe.
— No es necesario niña, y no te acostumbres mucho a tu puesto que seguro lo pierdes.- ¿Que? Frunso el ceño y la veo que entra a la oficina sin tocar.
— Huy Mónica creo que te va a tocar buscarte otro trabajo.- y se va dejándome más confundida de lo que me dejó esa señora.
Alexander.
Escucho que se abre lo puerta y entra mi madre, ruedo los ojos, me tira una carpeta en el escritorio.
— Me puedes explicar que estupidez es está, como se te ocurre ponerme una orden de restricción, a mi que soy tu madre en que demonios estabas pensando.- se sienta en la silla frente de mi.
— Mamá, no me dejaste de otra, porque tú no entiendes que no debes de meterte en mi vida.- ella frunce el ceño.
— Soy tu madre cuidadito como me hablas, y me meto en tu vida todo lo que yo quiera.- se levanta camina a la puerta y se voltea a verme.— Ha y de una vez te digo que quites esa estúpida orden de restricción.- ja tengo que darle un escarmiento.
— No lo creo mamá, de hecho ahora mismo le notifico a mi abogado que rompiste la orden de restricción y sabes las consecuencias de eso.- ella me observa indignada.
— ¿Que? No puedes, voy a hablar con tu padre sobre lo que estás haciendo.- niego.
— Papá ya sabe, de hecho el me aconsejo que hiciera lo mejor para mí, y sabes madre lo que papá me dijo, lo que tú y su esposa le hicieron a Alejandro, no voy a permitirte a ti ni a nadie que se meta en mi vida, y espero que te quede claro.- sale dando un portaso.
Mónica.
Veo salir a la mamá de mi jefe salir como una fiera de la oficina, y unos minutos después sale mi jefe.
— Señorita Coleman ¿ya tiene todo listo para la reunión?.- asiento recojo las carpetas las meto en el bolso y salimos camino al restaurante, en el camino nadie dice nada, de hecho el jefe está como molesto, cuando llegamos ya los inversionistas están allí.
— Buenas tardes señores.- comienzan a hablar de el contrato para los nuevos productos que van a sacar yo anoto las correcciones para los contratos y otras cosas más, cuando siento una mano en mi pierna, volteo a ver y es el hijo del alemán, me ve y sonríe, le pellizco y quito su mano, pero luego la vuelve a poner pero más arriba casi tocando mi parte íntima, me levanto y le tira mi copa con agua.— Abusador, degenerado, como se le ocurre tocarme.- gritó delante de todos.
— Como se le ocurre hacerle eso a mi hijo, ¿que clase de personas contratas hoffman? que no saben comportarse.- ¿Que?
— Señor Smiths le pido una disculpa por el comportamiento de mi secretaria.- dice y luego me mira.— Señorita Coleman ¿podría darnos una explicación de su comportamiento?.- lo veo indignada.
— Lo siento.- el idiota sonríe.
— Pero no me voy a disculpar, su hijo es un degenerado que por debajo de la mesa me estaba tocando, de hecho casi me toca mi parte íntima.- cuando terminó de decir eso hoffman se levanta y lo último que veo es al hijo del señor Smiths tirado en el suelo con su nariz sangrando.— Olvídese de los tratos que íbamos a hacer, vámonos Mónica.- me toma del brazo y me saca arrastrando de allí, una vez montados en el carro comienza a golpear el volante, yo me quedo a observarlo sin decir nada.
— Discúlpame no quise asustarte.- veo como se calma.— ¿Porque no me dijiste nada?, ¿que ese hombre te estaba tocando?.- la verdad no lo sé.
— No quería ocasionar problemas con sus nuevos socios.- me toma de las manos.
— Me importa una mierda los socios, usted es más importante que cualquiera, jamás permitiría que alguien le faltará el respeto solo por un contrato.- frunso el ceño.
—¿Y eso porque?.- le pregunto.
— Porque yo.- suena su teléfono.
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¡Mi idiota jefe!
Short StoryAlexander Hoffman llegara de nuevo a Alemania después de 5 años para hacerse cargo de la empresa de la familia cuando su padre sufre un infarto y llegara para voltear todo de cabeza, lo que no sabe es que a el también pondrá su mundo de cabezas. Dec...