especial "el 18"

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advertencias: minúsculas apropósito; capítulo chilensis.

cassandra point of view:

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cassandra point of view:

—¡aún me tengo que peinar! — gabi estaba sacudiendo mi brazo. — cass ¡cassandra!

—espera, gabi. — la agarré del brazo. —reiner tiene que terminar de arreglarse primero, luego te ayudo a peinarte.

odiaba estar a cargo, odiaba tener que ser tan perfeccionosta como para ofrecerme a estar a cargo para que así gabi estuviera perfecta, que tonta. odiaba todo. suspiré, no era gran fan de las fiestas patrias, ni mucho menos eran mi fiesta favorita en todo el año, para mi eran una fiesta cualquiera. pero a gabi y a reiner les emocionaba totalmente, era de sus fiestas favoritas; a mi me gustaba verlos felices, así que trataba de disfrutar junto a ellos.

los tres estábamos en la casa del rubio, su madre y mis padres estaban en la escuela ayudando a organizar todo el tema de la festividad. ambos bailarian en la celebración que organizaba su escuela, así que los dos se estaban preparando con sus trajes típicos; gabi se veía adorable con su vestido.

—por la chucha, no encuentro mi chupalla.

—no digas garabatos — me puse a buscar junto a él. —luego a gabi se le pegan y los anda repitiendo por ahí.

—gabi, se buena niña y no repitas lo que yo diga.

—¿por qué no?

—porque no hay que decir garabatos.

—¿por qué no?

—porque son palabras feas.

—¿por qué?

—porque...

—te está molestando. — le dije a reiner y luego me dirigí hacia mi hermana. —y tú deja de molestarlo o se va a demorar más.

ella entrecerró los ojos en mi dirección pero luego caminó hasta posicionarse al lado de reiner y se puso a buscar con él. yo negué con mi cabeza, estos dos eran un caso. pasee mi mirada por toda la habitación de mi primo, si la chupalla estaba en algún lugar, tenía que ser este; reiner la usaba cada año, por lo que la cuidaba muy bien.

posé la vista en el estante más alto de la habitación de reiner -en el cual tenía sus premios de deporte- y vi la chupalla que tanto estabamos buscando. negué con mi cabeza; no sabían buscar.

—mira. — apunté el estante. —ahí está.

—que weon, cómo no la vi antes. — caminó hasta el estante.

—y dale con los garabatos frente a gabi. — negué con la cabeza.

—ahora si me puedes peinar.

no era una pregunta, sino más bien una afirmación. gabi agarró mi mano y tiró de mí para salir de la habitación de reiner y caminar hasta el baño. no sé en que estaba pensando cuando me ofrecí para quedarme a ayudarle a estos dos. de más que podían arreglárselas solos. bueno, en realidad no; ambos son bastante mensos, que decir.

𝘿𝙖𝙧𝙡𝙞𝙣𝙜 |𝖡𝖾𝗋𝗍𝗁𝗈𝗅𝖽𝗍 𝖧𝗈𝗈𝗏𝖾𝗋| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora