24. Un lugar seguro

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I Know a Place - Chevy

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I Know a Place - Chevy
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Diciembre [Viernes 02]

Cassandra point of view:

¿Qué se hace un día viernes en el que no tienes nada, absolutamente nada que hacer y quieres distraerte? Fácil. Ir a sacar peluches de las maquinas con mi novio, y spoiler, fallar en el intento. Aunque en realidad Bertholdt, prácticamente, me arrastró fuera de mi casa para que me distrajera y no sobrepensara muchas cosas, como la universidad.

Ahora ambos estábamos en el centro comercial, frente a una de esas maquinas llenas de peluches.

—Al menos Reiner no está aquí para burlarse de nosotros.

—Ni Gabi. — agregué.

—Cierto. — el peluche en la garra volvió a caerse. —Creo que somos horribles en esto.

—No me iré sin un peluche, Bertholdt.

—Ven, no creo que saquemos uno de esta máquina. Hay más por aquí.

Él pelinegro tomó mi mano y entrelazó nuestros dedos para luego empezar a caminar. No conocía mucho el lugar porque no era de salir mucho, pero Bertholdt si lo hacía y cuando me invitó a jugar a las maquinistas no pude negarme, era una idea de cita simplemente increíble. Y ahora mi objetivo era sacar, al menos, un peluche de las maquinas.

—¡Mira! — se detuvo abruptamente frente a una de las maquinas. —Ahí hay una pequeña rana, que linda. ¿La intento sacar?

—Sip.

Él soltó mi mano para sacar más monedas de su bolsillo e intentar sacar el peluche de la máquina. Yo me quedé a su lado mirando como jugaba atentamente. La verdad es que me encantaba esto, quizá era algo simple, pero me encantaba.

Bertholdt jugo un par de veces más aunque sin obtener el peluche. Hizo un pequeño puchero.

—Soy pésimo en esto, acabaré pobre si sigo así. — yo reí.

—Mi turno de intentar.

—Todo tuyo. — se hizo a un lado y me dejó el espacio libre frenta a la máquina.

Gaste muchas monedas y varios minutos tratando de agarrar el peluche de rana, casi le daba por vencida cuando la máquina lo agarró y lo dejó caer por la salida. Una gran sonrisa apareció en mi rostro y Bertholdt me rodeo con sus brazos en un abrazo efusivo, después de todo, era él primer peluche que sacábamos de la máquina.

—Esa es mi chica. — susurró para luego dejó un breve beso en mi, acción que me hizo sonrojar ligeramente. Yo saqué el peluche, me di la vuelta y se lo extendí a Bertholdt.

—Ten, es para ti.

—¿En serio? Después de que te esforzarte tanto en sacarlo. — yo asentí y él sonrió. —Me siento halagado.

𝘿𝙖𝙧𝙡𝙞𝙣𝙜 |𝖡𝖾𝗋𝗍𝗁𝗈𝗅𝖽𝗍 𝖧𝗈𝗈𝗏𝖾𝗋| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora