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Happiness - Rex Orange County
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Noviembre [Viernes 18]
Cassandra point of view:
Okey, el semestre había finalizado y yo me sentía algo devastada. En realidad las clases no habían terminado del todo, pero las calificaciones ya estaban listas. Suspiré algo cansada. En estos momentos estaba acostada de espalda en mi cama con la mirada puesta en el techo. Las calificaciones no estaban del todo mal, pero no eran lo suficientemente buenas, al menos no para mí. El problema era química, o yo, realmente ya no importaba mucho. Cerré los ojos un momento concentrándome en la música que salía de mi computador. Me sentía mal, pero simplemente no tenía ganas de llorar; creo que eso me hacía sentir, de alguna forma, peor.
Unos golpes en la puerta sonaron sobre la música; no respondí. Si era Gabi se iría en un rato y sería lo mejor, porque no tenía ganas de discutir con ella, o de hacerla sentir mal por estupidez mía. En realidad no tenía muchas ganas de ver a nadie, así que simplemente dejé que los golpes se detuvieran, pero eso no sucedió. Me levanté y caminé hasta la puerta de mi habitación para abrirla. Gabi no era quien estaba detrás de la puerta.
—Hola, cariño.
Una sonrisa tímida y tierna apareció en el rostro de Bertholdt. Lo único que pude hacer en ese momento fue rodear su cintura con mis brazos y esconder mi rostro en su pecho, él inmediatamente me rodeó con sus brazos; me gustaban los abrazos de Bertholdt, y eso que los abrazos no me gustaban mucho en general.
Está bien; a Bertholdt sí quería verlo.
Nos quedamos así, juntos, por un momento. Podía sentir los latidos de Bertholdt y las pequeñas caricias que dejaba sobre mi espalda; una sensación tranquila y relajante.
—Creo que me podría acostumbrar al hecho de que me abraces cada vez que me ves. — solté un pequeña risa. —Y también a escuchar tu risa.
—¡Ya basta! — levante mi rostro para encontrarme con él de Bertholdt.
—¿Qué? — se encogió de hombros.
—No seas tan lindo. — me puse de puntas y dejé un beso en su cuello. —Aunque el que estés aquí hace que me sienta un poco menos triste.
—Pues mi objetivo es que te sientas mejor. — se separó de mi y agarró mi mano. —Ven.
Tiró ligeramente de mí; yo solo me dejé guiar por él. Se dejó caer en mi cama apoyando su espalda en el respaldo, mientras yo me apoyaba en su pecho. Me rodeó con sus brazos y dejó un beso en mi mejilla.