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―¿Debería preocuparme? ―Dijo para si misma mientras observaba el reflejo de su espejo sin siquiera parpadear, estaba sosteniendo con fuerza una hoja de papel.
. En la madrugada .
Escuchó un vidrio romperse a medianoche cosa que casi de inmediato la despertó e hizo saltar de su cama, salió de su habitación a averiguar de que se trataba no sin antes con un chasquido hacer aparecer un bate de beisbol brillante, lo sostuvo entre sus manos y posteriormente con cuidado caminó de puntitas a dirección del ruido.
Buscó la ventana que se había roto y al encontrarla dejó caer el arma sin decir nada, era un ladrillo el cual tenía una nota pegada.
"Vuelve atrás".
Rápidamente retrocedió y se encerró en su baño lista para atacar si la situación lo ameritaba aunque claro, acababa de despertar y aún estaba desorientada, se le había ido el sueño por el susto. Se preguntaba si llegaría con sueño a la academia o siquiera que llegaría temprano.
Se abrazó a sí misma con miedo sin saber que hacer.
Capaz era un villano real y ella estaba escondiéndose de él, no era ninguna profesional por lo que no tenía permitido usar sus poderes ni mucho menos atacar pero podría usarlo en defensa propia si es que querían hacerle daño. Caminó hacia la esquina del baño y se recargó en la pared, lentamente se fue dejando caer deslizándose en el muro quedando sentada en el suelo, abrazó firmemente sus piernas y cerró con fuerza sus ojos para después ocultar su rostro entre sus rodillas.
Agarró su teléfono y estaba por llamar a su madre pero se detuvo un segundo antes de hacerlo.
Debía de aceptar que era una miedosa, esa era su mayor debilidad. Por más que sus padres quisieran que fuera una heroína nunca superó sus miedos y si lo hizo fue unos que ni siquiera tenía, sus padres nunca creyeron que ella tuviera a llegar miedo. Sus familiares la llevaron a "todo posible lugar que diera miedo" al igual que "toda situación que diera miedo".
Pensaron de todo y la llevaron con un conocido cuya particularidad eran las ilusiones pero lo peor de eso era que todas las ilusiones eran realistas, parecían que en verdad estaban sucediendo y normalmente la llevaban con el sujeto cuando no estaba enterada de la situación. No fue años después que su padre le contó todo eso como si se tratara de una anécdota.
. Hace 2 años .
―Bueno mi pequeña pulga, ya que tienes la suficiente edad es momento de decírtelo. ¿Recuerdas cuando tú mamá te ató con una cuerda a un acantilado?
―Claro em... me dijo que debía de aprender a tener buenos reflejos y si algún momento llegaba a caer por las alturas debería de saber que hacer o como reaccionar.
―Bueno pues todo fue falso ―Tranquilamente le dio un trago a su café y volvió a mirar a su hija la cual estaba sin palabras por lo que dijo ―¿Enserio crees que en verdad tu madre te ataría a una cuerda un precipicio?
