Desperté a Antonio y fuimos a clases.
Los siguientes días fueron normales, hablé con mis amigos, fui a mis ensayos, e incluso hice unos amigos, pero no pararon las burlas de Valery... ¿Cuán lejos podría llegar ésta rubia? No sabemos, o bueno, ustedes no.
La tranquilidad había estado durante lo que quedaba de esa semana, sin embargo, llegó el lunes y ésta tranquilidad se murió. Me desperté e hice lo típico, me vestí con una falda negra, una camisa manga larga de color blanco y unas zapatillas negras. Me acomodé el cabello y fui a la cocina. Allí vi Antonio, quien no se veía tan despierto, mi madre me saludó, al igual que mi padre, desayunamos y luego me fui al colegio con mi hermano.
-¡Que arreglada Lauren! ¿Buscas positivos? ¿O quizás un 10 en la prueba?- dijo Valery y Anne rió.
-Vete a mamarsela a otro Valery- ojalá no hubiera respondido. Valery me miró burlona.
-Al menos no será un profesor Laurensita- dijo, rió y se fue, yo gruñí molesta.
Caminé por los pasillos y cuando sonó la campana fui al salón, como desearía que mi primera clase no fuera computación. Entré y vi a las Big Mash- así se hacen llamar Anne, Valery, Samantha y Christina- sentadas mientras se reían, por suerte si habían asientos disponibles.