Para liberar estrés, ansiedad, siempre bailaba, claro, era mi pasión. Por suerte tenía clases ese viernes, estaba feliz, me destacaba en mi grupo y con el nuevo profesor mejor todavía, cada semana traíamos nuestra propia coreografía y él nos la evaluaba ¡Todo era perfecto! Pero chicos, nunca olviden esta frase: " Todo tiene un final"
Estaba llegando a mi academia, por suerte no me atrase. Llegué al salón y noté el aire acondicionado a muy baja temperatura, la secretaria tenía cuatro vasos de café vacíos y mis compañeras andaba ya cambiadas. Esto sólo significaba una cosa, la profesora Fransec había vuelto. Me cambié en el baño, ella odiaba que lo hiciéramos en el salón porque "Traía mala imagen" Al terminar de colocarme las zapatillas, fui al salón.
Ni cinco minutos habían pasado cuando llegó la profesora Fransec junto a unas chicas del grupo más alto, las reconocía, eran Daniela y creo que la otra se llamaba Gabriela. La primera traía una caja y la segunda traía una cinta y una carpeta, aún me sorprende cómo podían soportar ese peso si ellas eran literalmente Huesos andantes.
La profesora recorrió todo el salón, observándonos a cada una, cada dos o tres chicas se paraba y las veía fijamente, hizo exactamente lo mismo conmigo, pero me miró con otra cara, allí me comencé a preocupar.