Prólogo.

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El dúo de chicos recorría de manera tranquila, o por lo menos eso pasaba con el mayor, por la mina recién descubierta por el recién nombrado.

Al principio, el plan era que solamente el castaño de tez pálida fuera solo a la mina, sin embargo, el Mexicano, al descubrir que el Español quería dejarle solo, de nuevo, en la casa por ir a minar se enojó un poco... Y digamos que obligó a Luzu a qué lo llevara con él.

El más alto estaba picando piedra tranquilamente, pues tenía una corazonada de que si seguía seguro encontraría algo valioso...

Y así fue, su corazonada nunca falla, pues, delante de él se encontraba un enorme cuarto justo con un portal a sus pies, a nada de caerse. Con su pico de hierro abrió más la "entrada" de esa misteriosa habitación, pero hubo un problema.

Olvidó por completo una cosa, la única cosa que sería mortal el olvidar...; Venía con Quackity.

—¡¡LUSUUUUUUU, UN PUTO MONSTRUO, LUSUUU!!—

Escuchó ese inconfundible grito, se dió la vuelta pero no fue suficiente, pues después, sin saber mucho que es lo que pasó, sintió como perdía el equilibrio y caía de espaldas hacia el portal extraño, viendo la cara de Quackity, la cual rápidamente se transformó a una de preocupación y extendió su mano para tomar la de Luzu, cosa que de mero alivio funcionó... Pero hay un problema...

—¡LA GRAN PUTA!.

Gritó Luzu, igual de confundido y nervioso... Cosa que hizo que Quackity abriera de par en par los ojos, jamás había visto a Luzu gritar.

—¡Quacks, Vamos súbeme, éste es un portal extraño y quién coño sepa a dónde lleva!.—

Sin embargo, hubo un largo pero a la vez corto silencio...

Lusu... No puedo.

Le miró con preocupación.

—¿Ah? ¿P-por qué no puedes Quacks?.-

—¡L-lusu también estoy cayendo!—

Exclamó alarmado... Los pies de luzu estaban entrando al portal y cada vez el agarre de Quackity era más débil.

Luzu al escuchar las palabras de Quackity analizó todo...

Él, por lo menos, le sacaba una cabeza de altura al chico... Sin contar la masa muscular... Y Quackity no suele hacer mucho ejercicio... Joder....

—“Si no me suelta los dos caeremos....”

Y henos aquí, ¿Su vida o la del chico que le gusta?...

Es obvia la respuesta, por lo menos para Luzu.

—Quacks, suéltame.

—¡¿Qué?!

Gritó el Mexicano, resbalandose un poco más.

—Caeremos los dos si no. Suéltame Quacks.

—¡No, no! ¡No digas mamadas Lusu!.

—Quacks, Suéltame. Voy a estar bien, lo juro. Ahora presta atención, irás con Veggeta después de soltarme y le dirás que he cai-

—¡NO! ¡No digas mamadas Lusu!, ¡Tú espérate cabron, horita yo veo como le hago pa' sacarte de aquí!.

—Quackity, Joder. Tío, entiende que si no me sueltas caerás también, ¿Qué tal si es un sitio peligroso? Suéltame y ve con Veggeta, anda.

Decía cada vez más desesperado.

—Pero Lusu-

—¡Nada de Peros! Quackity, niño, haz por una vez en la vida lo que te digo, ¿Sí? Yo estaré bien.

Los ojos de Quackity empezaron a lagrimear... Sentía como si está situación fuera tan... Jodidamente similar a algo ya vivido.

—Lusu, yo no quiero... ¿Y si te pasa algo?.

—Que si que eres terco Quacks, anda mi niño, yo voy a estar bien, lo juro. Vas por Veggeta el te ayuda a buscar en el portal y yo regreso con ustedes, pan comido.

—Lusu... Yo... No te quiero soltar, Lusu...

—Quacks.... Mi niño... Por favor, no quiero que caigas conmigo, ¿Si no quien cuidará de Anselmo, Calamardo y Tenta- culos?.

—¡Lo dices como si fueras a morir!.

—No lo haré, te lo juro...

—... ¿Lo prometes...?

—Lo juro, Quacks.

Quackity miro por última vez los ojos del mayor...

T-te quiero mucho, Luzu...

Luzu sonrió, sabía que pronunciaba mal su nombre a propósito.

—También te quiero mucho, mi niño.

Sin más Quackity cerró los ojos con fuerza y volteó para otro lado... Para luego soltar a el chico del cuál gusta...

Solo espera que esté bien...

En Otro Universo || Luckity Donde viven las historias. Descúbrelo ahora