Sueños.

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Eran las tres de la tarde en Las Nevadas y Quackity al parecer hablaba con alguien por llamada... O tal vez solo se volvió loco, sentado frente a su escritorio, jugando con un bolígrafo.

Luzu estaba aburrido sentado del otro lado del mueble, esto mientras divagaba en sus pensamientos fingiendo escuchar atentamente la plática del de cabellos azabache, sin embargo, su mente tenía toda su atención puesta en en sus, ahora un poco vagos, recuerdos de Karmaland.

Recordaba momentos agradables vividos allí, veía en sus memorias a Quackity corriendo hacia el gritando su nombre mientras sonreía genuinamente. Lo extrañaba tanto.

Recordaba la vez en que conoció al azabache más bajo... Y la primer noche que pasaron juntos y, por muy mal que suene, así fue...

Soltó una risita al recordar cómo Quackity gritaba desesperado porque una víbora le había atacado, sin embargo, sus pensamientos fueron interrumpidos por un sonido.

Ah-ahm.

Fingió, Big Q, aclararse la garganta.

—¿En qué tanto piensas? Se supone que estabas aprendiendo como contestar a los que llamen.

Luzu volteó a verle en seguida, después de escuchar eso.

—¿Acaso pensabas en.... Alguien?

Dijo mirando fijamente a los ojos rubí del castaño... Teniendo por un momento un leve pensamiento de su trato con el chico de sudadera.

—Y-yo.... No, no, ¿Qué dice?. Solo divagué un poco...

Sin querer, Big Q, frunció el seño, ¿Es que acaso quería a alguien igual de cariñoso que él?

—Mira, esta vez está bien, de nuevo.  Pero no tengas mucha confianza, Luzu. No te voy a perdonar todo, todo el tiempo.

Dijo levantándose de la silla, saliendo del lugar.

Luzu se quedó atónito en su asiento... ¿Por qué se enojó?.

Y, en Karmaland, se encontraba Quackity, alegando con Vegetta sobre lo que encontró

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Y, en Karmaland, se encontraba Quackity, alegando con Vegetta sobre lo que encontró.

Vegetta pensaba que Quackity ya se había vuelto loco.

—¡Entiende que le faltan bloques al portal y encontré un pinche pedazo de suéter en el maldito lugar!

—Quackity, ¡Hombre, que te creo! ¡Pero no podemos levantar falsos! ¡A demás, nadie aquí usa suéter de color morado, joder!.

—¡Pero, es que! ¡A Luzu lo aventaron al portal!

—¡Coño, que eso ya lo sé, niño! ¡Has sido tú!

—¡No, alguien provocó eso y te lo voy a demostrar!

Dijo tomando la única prueba de la caída de Luzu y se fue del lugar, claro, azotando la puerta para darle más drama a la situación.

En Otro Universo || Luckity Donde viven las historias. Descúbrelo ahora