En Otro Universo || Luckity

Trabajo.

-¿Qué coño voy a hacer?..

Murmuró para si mismo el castaño, mientras caminaba con sus manos metidas en los bolsillos de su pantalón.

Podría fácilmente matar a alguien y robarle su dinero y pertenencias, pero en realidad no sabía si eso era arriesgarse demasiado pues, cómo se mencionó antes, no sé sabe nada de éste nuevo lugar.

Sin embargo, antes de siquiera poder pensar en otra cosa o ejecutar el plan anterior, un híbrido de pato, con unas alas gigantescas y doradas aterrizó con elegancia y dureza a la vez, dándole ese toque malo, sacando al, ahora, más bajo de sus pensamientos.

-Hey, What's happend? You are new for here, Pretty boy?, What is your name?.

El castaño le miró desconcertado y casi se ahoga con su propia saliva al ver a Quackity...

-A-ah... Yo... ¿Por qué me dices Pretty boy?...

Habló sin querer en español, haciendo que el sorprendido ahora fuera el azabache.

-¿Hablas español? Oh, disculpa mi descuido.

-No importa... También hablo inglés.

Dijo dando un paso para atrás, por alguna razón ese Quackity le asusta.

-Oh... Eso es jodidamente perfecto, but, anyway, my name is Big Q, nice to meet you.

Dijo después de sonreír ampliamente al ver cómo el otro retrocedía, le encantaba causar ese efecto en todos. Él dió un paso hacia delante.

-Ah... ¿Igualmente. .?

-Vuelvo a la pregunta inicial, ¿Eres nuevo por aquí?.

-Algo así...

Respondió cortante.

Cosa que al maravilloso "Big Q" no le agradó tanto aquello, pero lo dejaría pasar, simplemente porque el chico es nuevo en éste maravilloso lugar.

-Bueno, bueno, pero no seas tan rudo, bonito, si no, ¿Cómo sobrevivirás aquí? Digo, después de todo estás hablando con el dueño de éste país, por lo que no te conviene tratarme así de... Cortante.- y una sonrisa sádica se asomó por su rostro.
-Pero, hey, don't worry, te dejaré pasar esta vez porque te me hiciste lindo.

Y el más bajo no pudo evitar mirarle incrédulo, empezando a perderce en sus pensamientos.

Sin embargo, no se dió cuenta de que, ahora sí que fue por accidente, ignoró a el de alas doradas.

-¡Hey!, cuando hablo odio que me ignoren. Así que responde, o mueres aquí mismo.

Amenazó, con una voz más ronca que la inicial, tomando del cuello del suéter al otro, mientras sus ojos brillaban feroces.

El castaño salió de sus pensamientos y sin querer hizo una mueca de disgusto.

Se soltó con un tanto de enojo del fuerte agarre del chico más alto, dió un paso atrás y habló.

-Sí, sí, eres el dueño de estas tierras, ¿Y qué? Yo ni siquiera quería venir.

Arrugó en entrecejo y miró mal al de menor edad.

-¿Qué?...

-Agh, olvídalo, ¿Sabes dónde hay trabajo? Digo, si no supieras sería estúpido.