Some kind of lonely clown

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Desperté pegajoso y desnudo. Estaba abrazado a ti con una sola cobija tapándonos. Mi hermano estaba en su cama durmiendo a un lado de nosotros, quise pensar que no nos había visto desnudos porque sería muy vergonzoso explicar lo obvio.

Escuche como te removías soltando un suspiro. Inconscientemente sonreí, era bueno tenerte de nuevo y ahora no te haría daño, no más.

—Buenos días, bonito.— Di una nalgada a uno de los glúteos desnudos que había bajo la cobija.

—Ah, Binnie. Estoy muy cansado y adolorido.— Todavía no abrías los ojos, de echo los cerraste con más fuerza.

—Debes de despertar y vestirte antes de que mi hermano se despierte y nos vea en estas condiciones.— Dije susurrando y te paraste tan rápido que ni si quiera me dio tiempo de verte.

Saliste rápidamente de el baño ya bañado y entre yo para hacer lo mismo. Bajamos y desayunamos entre risas y chistes.

—No quiero que te vayas.— Parecía un niño pequeño seguro, pero en serio te necesitaba conmigo.

—No puedo quedarme, tengo que irme o si no mi madre sabrá que estuve con usted y ahora si será nuestro fin.— Soltaste una risa sin gracia y te atraje hacia mí en un abrazo.

—Te amo. Ahora mismo te pediría si quieres ser mi novio de nuevo. ¿Sabes?.— Abriste los ojos y te alejaste de mi.

—N-No bromee con eso, Bin.— Hiciste un puchero y te besé.

—No bromeó, en serio te amo y ahora quiero hacer las cosas bien. Nunca nadie me amo de la manera en la que tú lo haces y eso me asusta mucho, bueno, me asustaba. Fue demasiado para mi, no quiero que trates de entenderlo porque no hay nada que entender. Pero en serio te amo como no tienes idea, Kai.— Te quedaste callado por unos segundos y después me abrazaste colgándote de mi como un koala.

—Lo amo, lo amo muchísimo. Quiero tanto regresar con usted. Usted me hizo tan feliz.— Bese tus labios y sonreí.

—¿Quieres darle otra oportunidad a este idiota?.— Me besaste de vuelta y asentiste.

—No diga eso, no es un idiota. Claro que quiero hacerlo.—

¿Te digo algo? Siempre quise soltarte, porque sabía que tú merecías mucho, más de lo que yo valía, pero algo me decía que tú eras esa persona que era para mi. Porque a pesar de ser un idiota contigo, seguiste conmigo. Seguiste en las buenas y en las malas. Tenerte conmigo ahora era como un sueño hecho realidad.

—Te amo HueningKai.— Diría esas palabras hasta el último día de mi vida. Porque lo hacía, lo hacía de una manera muy enferma.

Me complacías de una forma tan enferma y embriagante que era difícil decirte adiós.

Si las cosas se volvían difíciles aún así te seguiría buscando. Porque sabía que lo valías.

Sabía que con solo ser tú me enamorabas.

Me hacías feliz.

Me dabas tranquilidad.

Y fue tan raro cuando te fuiste y me dejaste solo. Me hizo sentir tan mal, pase días sin comer y sin querer a alguien más. Porque mi mete y mi corazón te necesitaban.

Necesitaban ese rayo de luz que siempre se colgaba de mi brazo y me hacía sonreír.

Necesitaba tus malas recetas de cocina.

Necesitaba tus risas.

Te necesitaba más de lo que necesitaba cualquier cosa. Agua, comida, sueño. Porque todo cuando te fuiste, me lo quitaste.

Y ahora que regresabas me hacías la persona más poderosa del mundo y más fuerte.

—Lo amo más.— Y con esas simples palabras te fuiste de nuevo. Pero esta vez sabía que volverías, porque siempre tratabas de buscarme. No importa si yo estaba al otro lado del mundo, tú me encontrabas.

 No importa si yo estaba al otro lado del mundo, tú me encontrabas

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—Ya no llores.— Sobaba la espalda de mi nuevo amigo, Sunghoon.

—Es que fuiste tan idiota. Yo también quiero a alguien que me quiera como te quiere Kai a ti.— Limpio sus últimas lágrimas.

—Pues lastima, nadie te va a querer, por llorón.— Me pego y yo le saque la lengua.

—En serio no se porque te quiere tanto, si eres tan malo.— Fingió llanto.

—Bueno jóvenes, hora de salir. Nos vemos mañana y no olviden de traer el material.—
Todos empezamos a salir del aula y caminábamos hacia la salida. Por fin, después de un día tan pesado. Empecé a pensar que pasaría si fuera por ti a la escuela, de todos modos yo salía antes que ti y podría verte. Sonreí y fui caminando hasta la secundaria. Escuchaba música mientras caminaba y en el transcurso me compre un pan, los amaba.

Espere una hora hasta que llego tu hora de salida. Estaba sentado en una banqueta frente a tu escuela y te vi. Tú cabello café caía en ondas y el sol te gana un aspecto más angelical.

Me paré y caminé hacia ti para tomarte por sorpresa.

—Bu.— Susurre en tu oído mientras te agarraba de la cintura. Diste un pequeño salto y me pegaste.

—Me espantó. ¿Qué hace aquí?.— Pude ver cómo tus pupilas se dilataron y solté un suspiro.

—¿No puedo venir a ver a mi novio?.— Sonreíste y me abrazaste.

—Claro que puede, pero es un poco arriesgado ya que mis padres pueden verlo y...—

—No me digas más por favor. No quiero escuchar como tus papás me odian.— Asentiste y empezamos a caminar hacia tu casa.

—Me alegro de que haya venido por mi, se lo agradezco mucho.— Te colgaste de mi brazo como siempre lo hacías y di un beso en la cabeza.

—No es nada, vine porque quería verte. Quería ver a la persona que me roba él sueño.— Pare un momento y te mire. Bese tus labios delicadamente robándote un suspiro en el momento.

—Me gusta mucho.— Esas palabras las podía escuchar miles de veces y no me aburrirían para nada.

—Me gusta mucho más.— Te di un último beso y retomamos el camino.

—Quiero escuchar música.— Hiciste un puchero y asentí. Prendí mi teléfono y puse cualquier canción que saliera al azar.
Rápidamente se empezó a escuchar «Congratulations de Mac Miller»


















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𝘙𝘢𝘪𝘯𝘺 𝘋𝘢𝘺𝘴 𝘈𝘯𝘥 𝘔𝘰𝘯𝘥𝘢𝘺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora