DISCONNECTED | The Black Phone

Chapter 1: Pilot

ME DEJE CAER EN EL ASIENTO DE ENFRENTE DE MI HERMANO.

— ¿Una buena noche?

Ante su pregunta sólo gruñí en respuesta, cogiendo la caja de cereales y metiendo la mano con pereza, agarrando un puñado para meterlos en mi boca.

Justin se encontraba en frente de mi con la cabeza baja, contando los casi sin fin de billetes que portaba entre sus manos y separándolos por su valor.

Terminé de masticar los cereales, para después tragarlos.

— ¿Cuánto llevas?

— Mil quinientos contados, con los que quedan serán unos dos mil. -musitó sin perder la cuenta.

Suspiré, agarrando la mitad de lo que le faltaba y ayudándole a contar.

Los separe sin mucho cuidado, pues ya estaba acostumbrada a aquello y las mates se me daban muy bien como para perder la cuenta.

Cuando termine de contarlos y de separarlos se los entregué a mi hermano.

— Aquí hay cuatrocientos cincuenta.

Justin asintió, cogiéndolos y apilándolos junto a los que él acababa de contar, para después entregarme una sonrisa.

— Con todo esto nos daremos unas vacaciones bien merecidas.

Sonreí de forma leve tras su comentario, llevando mi mano hacia mi sudadera y sacando otro fajo pequeño de billetes.

— Yo ayer gané esto.

Mi hermano asintió, guardándolo junto a los demás. - ¿Cuanto es?

— Dos cientos. -musité, antes de llevar mi mano de nuevo hacia la caja de cereales para coger un poco y llevármelos de nuevo a la boca.

Abrió un cajón de la nevera, donde guardamos un pote que podría pasar desapercibido por una caja donde se guardaban galletas, pero en realidad era como nuestra enorme hucha.

— ¿A quien se la vendiste esta vez? -quiso saber, cerrando la nevera.

Levanté mi mirada para conectarla con la suya, la cual no tardó en pasarse a los cereales que habitaban en la mesa y alargó su mano para arrebatármelos.

— Un chico llamado Vance Hopper, me dijo que te conocía.

— Oh...Vancie, Vancie. -canturreó, riendo de forma suave.- Éramos amigos en séptimo, ninguno de los dos hacíamos nada. Lastima que él repitiera y empezara a volverse agresivo.

Suspire por lo que dijo. Era cierto que Vance Hopper era conocido por su mala reputación, aunque las pocas palabras que había cruzado con el me había parecido alguien encantador.

Me levanté con pereza, dirigiéndome hacia el lavaplatos para lavarme las manos y secármelas con mi pantalón de pijama.

— Iré a cambiarme. Déjame encima de la mesa tres gramos de chocolate. -añadí, antes de subir las escaleras para dirigirme hacia mi habitación.

[...]

LOS HERMANOS LOHAN ERAN CONOCIDOS POR TODO EL PUEBLO.

La tragedia que me había ocurrido a aquella familia de igual manera era popular.

Por lo que cuando alguno de los dos pasaba por algún sitio la gente no podía evitar mirarles ya fuera con admiración o envidia.

Maddison suspiró ante aquella atención que recibió al estar a punto de entrar a la escuela.

Simplemente la ignoró, decidiendo pasar de largo y dirigirse rápidamente al lavabo de chicos antes de que alguien se diera cuenta o que estos ya estuvieran ocupados.