Extra 1: Back to school

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— GWENDOLYN BLACKE, ¿POR QUÉ PEGASTE A CHARLOTTE?

La menor se encogió de hombros restándole importancia.

— Madds dijo que está bien.

La adulta se llevó los dedos al puente de su nariz, pellizcando y estirando levemente, oyendo como la alumna bostezaba.

— Solo porque la señorita Lohan lo diga no significa que debas hacerlo Gwendolyn.

— Llámame Gwen, no me gusta Gwendolyn.

La directora Derrickson soltó un sonoro gruñido, negando con la cabeza sin saber que más hacer. Desde luego que aquella niña junto a Maddison eran el peor dúo del mundo.

— Ese no es el punto, Gwen. No puedes pelearte con los demás estudiantes.

Los dedos de la menor toquetearon la mesa, aburriéndose de aquella riña que parecía enredarse más que su pelo por las mañanas.

— No me meto con los demás estudiantes, solo con quienes se lo merecen.

La adulta tuvo que llevarse las manos a sus sienes, recordaba haber tenido esta charla hacia un año con Maddison, y justo aquellas palabras se escaparon de su boca.

No tenía sentido hablar con ella, no haría caso, y desde luego que hablar con su hermano, el cual era su tutor, tampoco servía de nada, pues era el mismo que había enseñado a Maddison a hacer aquello.

— Siento que está conversación no va a llegar a ningún lado, señorita Blacke. -musitó, señalando con su mano hacia la puerta del despacho.

[...]

SOLTÉ UN SUSPIRÓ, RECARGANDO MI CABEZA EN LA PUERTA DEL CUBÍCULO.

— No puedes quedarte allí dentro otra hora, Mad.

Pude escuchar la voz de Finney desde el otro lado, pero simplemente lo ignoré, analizando por décima vez aquel pequeño espacio.

Después de tres semanas, por fin me había atrevido a dar el gran paso y volver a la escuela, pero al ver como toda la atención se centraba en mi el pánico me pudo.

Había estado las primeras dos horas dentro del lavabo de los chicos, puesto a que sólo entraban adolescentes hormónales o chicos que no aguantaban su pis o su mierda.

Prefería a eso a tener que oír las conversaciones continuas de las chicas, que parecían no tener vida propia y se dedicaban a meterse e inventarse cosas de la gente.

No me sorprendo cuando la cabeza de Finney apareció en mi campo de visión, arrastrando su cuerpo por el pequeño agujero que había entre los cubículos.

Le di una rápida mirada antes de dejar caer mi cabeza en la puerta que había en mi espalda, para ahora analizar el techo, el cual estaba lleno de trozos de papel mojados.

— Eres mi mejor amiga, y si estás en esta mierda, yo también lo estoy. No me pienso mover de aquí.

Deje escapar un suspiro tembloroso, conectando mis cuencas marrones con la suyas, dejándole ver mis posibles ojos rojos e hinchados.

— No deberías de faltar a clases por mi Finn. Tu no faltas a clases.

— Robin y tu siempre lo hacéis. -excusó, a lo que alcé una ceja. Este asintió de forma divertida.- ...Y miraros.

DISCONNECTED | The Black PhoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora